Andreotti asegura que es "alucinante" que se le procese por asesinato
"Considero m¨¢s bien alucinante todo esto. Pero, como ciudadano, me someto al dictamen de la magistratura, esperando que, al final, resplandezca la verdad, a ser posible en plazos no b¨ªblicos" dijo ayer Andreotti. Un juez de Perusa le hab¨ªa procesado, de madrugada, como presunto inductor del asesinato de Mino Pecorelli, periodista ligado a los servicios secretos que, seg¨²n los fiscales, ten¨ªa informaci¨®n con la que pudo chantajear al c¨¦lebre pol¨ªtico democristiano cuando era presidente del Gobierno.
La vista del caso comenzar¨¢ el 2 de febrero. El juicio de Perusa se desarrollar¨¢ en paralelo con el proceso por asociaci¨®n mafiosa que se sigue en Palermo contra el mismo Andreotti. Ambas causas est¨¢n conectadas y se refuerzan mutuamente, a trav¨¦s de un intenso flujo de testigos y documentos que proyectan una luz torva sobre el principal protagonista de la pol¨ªtica italiana del ¨²ltimo medio siglo.No obstante, Andreotti intenta hacer ver que la vida, incluso en esas circunstancias y a sus 77 a?os, puede seguir su curso. "Tengo algo de prisa, porque hoy es domingo y temo que televisen el partido del Lazio, lo que quiere decir que, como mi hijo es hincha, habr¨¢ que comer a la hora en punto", le dijo al periodista de la agencia Ansa.
Otra es la actitud de Claudio Vitalone, magistrado y ex subsecretario de Justicia, estrecho colaborador de Andreotti, acusado de haber organizado la muerte de Pecorelli, ocurrida por cuatro disparos el 20 de marzo de 1979, en colaboraci¨®n con los mafiosos Gaetano Badalamenti, Pippo Calo y el fallecido Stefano Bontade, que ordenaron la ejecuci¨®n del crimen a Michelangelo La Barber¨¢ y al ultraderechista Massimo Carminati.
Vitalone ataca al fiscal Fausto Cardella, y le acusa de haber manipulado interceptaciones telef¨®nicas que le comprometen. Carlo Taormina, su agresivo defensor, dijo ayer que, para la justicia italiana, el proceso de Perusa suena a "campanadas de muerte". Andreotti recoge este ¨²ltimo argumento, a la vista de que el propio presidente de la Rep¨²blica, Oscar Luigi Scalfaro, poco sospechoso de hacer el juego a los procesados, advirti¨® este fin de semana que el proceso penal est¨¢ siendo desvirtuado por un excesivo protagonismo de los fiscales.
"Yo no digo que los magistrados hagan directamente pol¨ªtica, pero s¨ª que quiz¨¢s acusan un clima general. Y luego est¨¢ el problema de los arrepentidos, que son importantes, y yo mismo promov¨ª su uso, pero que se han convertido en una especie de mito, hasta el punto parad¨®jico de que se escriba que lo que dice un mafioso es verdad porque un mafloso no puede mentir a otro mafioso. Eso es hacer propaganda de la Mafia", dice Andreotti.
Sus defensores sostienen que la acusaci¨®n de Perusa se basa fundamentalmente en la declaraci¨®n del c¨¦lebre arrepentido Tommaso Buscetta, quien dijo que el asesinato de Pec¨®relli -lo hab¨ªan ordenado Bontade y Badalamenti por encargo de los primos Salvo, mafiosos de Salemi en inter¨¦s de Andreotti". Badalamenti, el ¨²nico de los mencionados que todav¨ªa vive, desmiente a Buscetta. Es l¨®gico que lo haga, ya que ¨¦l mismo est¨¢ acusado del crimen de Pecorelli a Andreotti.
Explicaci¨®n compleja
Los abogados afirman que ¨¦ste no conoci¨® a los Salvo, y el propio Andreotti declara que no vio jamas a Pecorelli, aunque suyo fue el primer telegrama de p¨¦same que recibi¨® la familia, tras el crimen. Lo explica de un modo complejo: Pecorelli ten¨ªa grandes jaquecas, como es notorio que ¨¦l tiene, y le escribi¨® pidi¨¦ndole un remedio. Luego, cuando muri¨® la madre de Andreotti, le mand¨® el p¨¦same. Por eso, el senador consider¨® educado, y l¨®gico expresar su condolencia a los familiares del periodista asesinado."Todos debemos responder de lo que hemos hecho. Ya me conmocion¨® tener que responder nada menos que de haber sido mafioso. El que ahora se diga que he ordenado un homicidio o, al menos, que alguien lo orden¨® para darme gusto, significa que hemos llegado a una civilizaci¨®n a la que no pertenezco", sentencia el senador vitalicio.
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