Seis generales para el ¨²ltimo viaje
El traslado de los restos de Isaac Rabin desde Tel Aviv a Jerusal¨¦n, en un lento convoy de veh¨ªculos militares, dio un marco sombr¨ªo a las vicisitudes hist¨®ricas que laten en la conciencia de todo israel¨ª. En tr¨¢nsito a la tumba, los restos de Rabin recorrieron la misma carretera que el veterano general tom¨® durante la guerra de la independencia, hace casi medio siglo. Millares de personas vieron pasar el cortejo y se sumaron a una procesi¨®n que culmin¨® en el exterior del palacio parlamentario.Seis generales israel¨ªes extrajeron el ata¨²d y lo colocaron sobre una plataforma cuya sobriedad estaba subrayada por la total ausencia de flores. La ¨²nica concesi¨®n fue una peque?a y sencilla placa con el nombre y el rango de Rabin, que fue colocada sobre la bandera azul y blanca del Estado de Israel.
Decenas de otras, a media asta, ondeaban en la explanada gris donde resonaban las letan¨ªas f¨²nebres de un rabino viejo y barbudo ensimismado en la oraci¨®n. En las afueras, jud¨ªos religiosos sosten¨ªan una pancarta con una sobria inscripci¨®n sacada de los Mandamientos: "No matar¨¢s". Una orden y un deseo que se dirige a los sectores de la sociedad en los que anida la intransigencia y el fanatismo. Al otro lado de la ciudad, no lejos de la l¨ªnea invisible que divide a los ¨¢rabes y jud¨ªos de Jerusal¨¦n, en la pared de una escuela primaria, ayer apareci¨® una nueva pintada, escrita desde el odio de los jud¨ªos m¨¢s opuestos a la pol¨ªtica de paz de Rabin: un pu?o negro encerrado en el campo de una estrella de David; por debajo del s¨ªmbolo de los racistas del Kach, la frase "?Rabin, traidor!".
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