Walesa, favorito
LA PRIMERA vuelta de las elecciones presidenciales en Polonia, celebrada el domingo pasado, ha concluido con resultados muy ajustados entre el candidato m¨¢s votado, Alexandr Kwasniewski, con el 35,11% de los votos, y, el presidente, Lech Walesa, con el 33,11%. Son dos opciones claras que finalmente se han impuesto como se esperaba a la tercera en discordia, la opci¨®n centrista y racionalizadora de Jacek Kuron. Esta batalla electoral tan re?ida. confirma que, entre los pa¨ªses ex comunistas, Polonia es conHungr¨ªa y la Rep¨²blica Checa un pa¨ªs en el que la democracia se muestra ya notablemente consolidada. Lo que no significa que no tenga obst¨¢culos y siempre haya tentaciones de una parte u otra de vaciarla de contenido o neutralizarla en alg¨²n ¨¢mbito.El legendario l¨ªder obrero Lech Walesa hab¨ªa perdido popularidad a ritmo acelerado en los cinco a?os de su presidencia. Sin duda por m¨¦ritos propios. Su arrogancia en el trato con las instituciones y sus reflejos autoritarios le hab¨ªan arrebatado el afecto de la poblaci¨®n a marchas forzadas. Pero tan indiscutible es que Walesa no es un pol¨ªtico de tacto y generosidad como que tiene mucha suerte y quiz¨¢ aun m¨¢s instinto. Su contrincante, Alexandr Kwasniewski, es un ex comunista. Es joven, culto y moderado, y es hoy, un firme defensor de la democracia y un socialdem¨®crata libre de sospecha, as¨ª como lo son los hombres de su entorno que ocupan la direcci¨®n del rebautizado partido socialdem¨®crata.
Pero en Polonia ese pedigr¨ª a¨²n no basta para reclutar las suficientes confianzas como para darle el poder a un jefe de Estado con considerables poderes. Adem¨¢s, se da la circunstancia de que el pa¨ªs tiene ya ahora una mayor¨ªa. comunista en su Parlamento y que su Gobierno est¨¢ dirigido por el partido de Kwasniewski. La gran arma propagandista que Walesa ha empezado a manejar es que los polacos deben evitar por encima de todo que los comunistas vuelvan a disponer de todas las palancas del poder.
La segunda vuelta, el 19 de noviembre, ser¨¢ un caso ¨²nico en Europa la reaparici¨®n con ¨¦xito de partidos ex comunistas bajo la denominaci¨®n socialdem¨®crata es un fen¨®meno bastante general. Hungr¨ªa y Bulgaria registran situaciones similares. Tambi¨¦n ocurri¨® en Polonia en las pasadas legislativas. Pero la distancia de estos nuevos pol¨ªticos de izquierda como Kwasniewski de sus anteriores siglas no parece a¨²n suficientemente asumida por la poblaci¨®n a la hora¨¢ de elegir al jefe del Estado. Sobre todo frente a un s¨ªmbolo como, es, pese a todo, Walesa.
Adani Michnik, director del mayor diario de Polonia, h¨¦roe de la resistencia, hizo una propuesta tan razonable como irreal para que ambos candidatos desistieran en favor de un tercero, el citado Kuron, que representa la resistencia con largos a?os de c¨¢rcel y fue el ministro m¨¢s popular en los a?os de recuperaci¨®n en el Gobierno de Mazowieski. Tiene gran prestigio y es tan ajeno a los poderes m¨¢s reaccionarios de la Iglesia polaca como a posibles izquierdismos. Pero Kuron s¨®lo ha obtenido el 9% de los votos. La propuesta de Michnik es inviable, pero refleja el dilema de los polacos entre votar a un Walesa autoritario e irrespetuoso con las reglas e instituciones democr¨¢ticas o a un Kwasniewski que pondr¨ªa todas las instituciones en manos de un partido con un pasado que ser¨¢ mucho tiempo un lastre. La suerte parece echada con el expl¨ªcito apoyo de la Iglesia, el laico Kuron y el ex ministro neoliberal Olszewski, ¨ªntimo enemigo del actual presidente y candidato Walesa. Nadie espera que ¨¦ste mejore a estas alturas ni en su conducta ni en su car¨¢cter. Pero la mayor¨ªa parece preferirle para garantizar el equilibrio de fuerzas.
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