?Contradicci¨®n o coherencia?
El diputado socialista y ex ministro del Interior Jos¨¦ Barrionuevo defiende su posici¨®n ante el suplicatorio que la Sala Segunda del Tribunal Supremo ha presentado contra ¨¦l por su presunta relaci¨®n con el caso GAL.
Se quieren presentar como una contradicci¨®n mis peticiones de comparecencia voluntaria en el procesamiento del llamado caso GAL y mis manifestaciones en favor de que se respeten las normas que regulan los suplicatorios.Con car¨¢cter previo, creo que est¨¢n fuera de lugar los comentarios o presentaciones del tema, maliciosos o malintencionados, del tipo de: ?No ha reiterado deseos de comparecer? ?No ha presentado un inter¨¦s favorable? ?No ha insistido en querer declarar?". Porque no se trata de un deseo, ni de una actuaci¨®n placentera, ni querida, ni que proporcione una especial satisfacci¨®n.
Esto ser¨ªa una estupidez o un ejercicio de masoquismo, que no es lo m¨ªo.
Los que pretenden presentar las cosas as¨ª, lo que en realidad hacen o intentan, es ridiculizar algo que entiendo debe ser siempre respetable: el ejercicio elemental de un derecho de defensa. En el Estado democr¨¢tico de derecho, cualquier persona tiene el derecho no s¨®lo de ser o¨ªdo y defenderse antes de ser condenado, tambi¨¦n tiene ese derecho antes de ser formalmente acusado. Yo no he tenido oportunidad de utilizar ¨¦ste ¨²ltimo. Tratando de ejercerlo, solicit¨¦ comparecer y, personarme en una causa en la que -ya no parece haber duda-, se formulaban acusaciones o imputaciones -tanto da-, contra m¨ª. Reiter¨¦ esta petici¨®n, que repito, es un derecho ante el instructor de la Sala Segunda del Tribunal Supremo.
No he tenido respuesta a mis escritos. La contestaci¨®n ha sido la solicitud del suplicatorio. Mi pretensi¨®n era comparecer voluntariamente, sin necesidad de suplicatorio, para poder alegar lo que considerara adecuado para mi defensa, antes de que se me formularan acusaciones. Cre¨ªa y creo que para ello me acompa?aba el derecho y tambi¨¦n los precedentes, lo admitido en otros procedimientos para otros parlamentarios por la Sala Segunda.
Insisto en que no se ha atendido mi solicitud y se ha optado por el suplicatorio. Acepto, no puedo hacer otra cosa, lo decidido, pero debe quedar claro que el procedimiento, el terreno elegido, no es responsabilidad m¨ªa. Tomada la decisi¨®n por quien pueda tomarla, frente a mis prop¨®sitos de comparecencia voluntaria inmediata, previa a la formalizaci¨®n de una acusaci¨®n, no me parece l¨®gico que produzca extra?eza o se me acuse por falta de coherencia, por querer que esa decisi¨®n se aplique sin reservas. Una vez establecido que la m¨¢s ajustada interpretaci¨®n de la ley es pedir el suplicatorio, procurar que su normativa se aplique en su integridad, me parece que es de lo m¨¢s consecuente.
Entre lo establecido en esa normativa est¨¢ incluido mi derecho a formular alegaciones y a que se consideren. Recuerdo que en el documento de petici¨®n del suplicatorio ya se realizan imputaciones, m¨¢s o menos directas y claras, y yo sigo sin haber podido hacer nada efectivo, en el procedimiento para mi defensa. Tarnbi¨¦n se regulan la forma en que debe tramitarse y c¨®mo hay que realizar las votaciones.
En cuanto a esta cuesti¨®n, los grupos parlamentarios establecieron por consenso que estas votaciones fueran secretas. Es decir, los grupos pol¨ªticos decidieron que sus direcciones deb¨ªan abstenerse de dar consignas de voto, respetando el secreto y la libertad de conciencia de todos los diputados. Cabe esperar que esa disposici¨®n, convenida por todo, sea respetada sin que se produzcan actuaciones contra lo expresamente dispuesto o contra su esp¨ªritu, al proclamar, por ejemplo, un respeto externo a lo establecido e imponer en la pr¨¢ctica, de forma, m¨¢s o menos encubierta, consigna o disciplina de voto.
En definitiva, y como conclusi¨®n, se ha tomado la decisi¨®n de tramitar un suplicatorio sin que yo haya tenido previamente la posibilidad de defenderme.
Con ello se ha hecho una determinada interpretaci¨®n de la ley. Pero creo haber dejado bien clara mi propia interpretaci¨®n, basada en el principio de que nadie puede ser formalmente acusado o imputado sin haber sido o¨ªdo. Por eso no entiendo que alguien pueda criticar mi decisi¨®n de que los tr¨¢mites establecidos en esa misma ley se sigan y se respeten ¨ªntegramente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Jos¨¦ Barrionuevo Pe?a
- V Legislatura Espa?a
- Guerra sucia
- Opini¨®n
- Tribunal Supremo
- Suplicatorios
- Plenos parlamentarios
- Organismos judiciales
- GAL
- Terrorismo Estado
- Comisiones parlamentarias
- Pol¨ªtica antiterrorista
- Tribunales
- Legislaturas pol¨ªticas
- Congreso Diputados
- Poder judicial
- Lucha antiterrorista
- Parlamento
- ETA
- Gobierno
- Grupos terroristas
- Terrorismo
- Administraci¨®n Estado
- Proceso judicial
- Justicia