Paz y justicia
LAS NEGOCIACIONES de paz entre los presidentes de Serbia, Slobodan Milosevic; Bosnia-Herzegovina, Alia Izetbegovic, y Croacia, Franjo Tudjman, que se celebran a puerta cerrada en una base militar de la ciudad norteamericana de Dayton han hecho avances, seg¨²n algunos mediadores. Las enormes dificultades para un acuerdo de paz global son conocidas. Y no es dificil suponer que s¨®lo las presiones masivas por parte de Washington sobre las tres partes en litigio y las promesas de ingentes ayudas tras un hipot¨¦tico acuerdo han evitado que los interlocutores hayan renunciado a continuar el di¨¢logo. Ayer, bosnios y croatas acordaron ya formalmente reforzar la federaci¨®n y unir la ciudad de Mostar.La nueva situaci¨®n militar y estrat¨¦gica ofrece la oportunidad de que al menos se llegue a un acuerdo que evite la reanudaci¨®n inmediata de la guerra. Entonces se producir¨ªa el despliegue de 60.000 hombres, unos 6.000 rusos y el resto de la OTAN, de ellos 20.000 norteamericanos. Rusia y EE UU han logrado una f¨®rmula para que las tropas rusas no est¨¦n directamente al mando de la OTAN. Despu¨¦s se tratar¨ªa de cumplir acuerdos tan complejos como el del retorno de los refugiados a sus casas -en su mayor¨ªa en ruinas-, la resoluci¨®n de la disputa sobre la regi¨®n de Eslavonia oriental y la suerte de Sarajevo.
Pero hay otra, cuesti¨®n que debe ser resuelta en Dayton y en la que insisten con raz¨®n los mediadores norteamericanos y deber¨ªan hacerlo tambi¨¦n m¨¢s los europeos. Es la exigencia de responsabilidades por los cr¨ªmenes cometidos en esta guerra en violaci¨®n de todos los tratados y convenios internacionales. Los l¨ªderes serbios Karadzic y Mladic no est¨¢n en la mesa de negociaciones por dos buenas razones. La primera es que el interlocutor serbio en Dayton es, como debe ser, el jefe, Milosevic. La segunda es que podr¨ªan haber sido detenidos en suelo norteamericano, porque hay orden de busca y captura contra. ellos por parte del Tribunal de Cr¨ªmenes de Guerra de La Haya.
Milosevic eval¨²a ventajas e inconvenientes de entregar o hacer desaparecer a Mladic y Milosevic de la escena. Washington se ha mostrado m¨¢s firme en la defensa del tribunal y sus competencias que ciertos pa¨ªses europeos que consideran, que la persecuci¨®n de los criminales de guerra obstaculizar¨¢ el acuerdo. No debe ser as¨ª. Los Estados litigantes han de entregar a quienes sean acusados por el Tribunal de La Haya. Ser¨¢ la prueba de su respetabilidad. Y la ONU debe dejar de ocultarle al tribunal pruebas que tiene de dichos cr¨ªmenes. No es s¨®lo una cuesti¨®n moral. Tambi¨¦n pol¨ªtica. La impunidad de los criminales impedir¨ªa que estos estados se desarrollaran hacia las democracias que necesita la regi¨®n para que la guerra no se reproduzca cada tres a?os.
Hay criminales de guerra en, todos los bandos. Hay pruebas sobre la implicaci¨®n de oficiales croatas en matanzas de bosnios y serbios, las hay de algunos cr¨ªmenes cometidos por grupos m¨¢s o menos incontrolados del Ej¨¦rcito bosnio. Pero hay ante todo pruebas sin fin del genocidio sistem¨¢tico y planificado realizado por las tropas serbias de Karadzic y Mladic. S¨®lo si los acusados de cr¨ªmenes de guerra de todo bando, con Karadzic y Mladic a la cabeza, son juzgados por la comunidad internacional, los acuerdos de paz tendr¨¢n la base moral y pol¨ªtica que permita la necesaria catarsis de las sociedades balc¨¢nicas para una paz duradera. Es una ingente tarea. Pero lo visto en los ¨²ltimos cuatro a?os demuestra que ignorarla tendr¨ªa un costo terrible.
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