DE ARMAS TOMAR

Ceci D¨ªas da Silva, una intr¨¦pida solterona de 92 a?os, decidi¨® empu?ar un rev¨®lver en cada mano para librarse de los malos tratos que le inflig¨ªan en la residencia geri¨¢trica donde estaba internada. Decidida a hacerse respetar, Ceci D¨ªassaco de su armario las dos armas de calibre 38 -"recuerdo de familia'', seg¨²n explicar¨ªa m¨¢s tarde- y las apunt¨® hacia la due?a del asilo para que ¨¦sta la dejara salir a la calle. Una vez en libertad, la destemplada anciana guard¨® en su cartera las dos armas y se dirigi¨® a la comisar¨ªa a desmentir una denuncia de la due?a del asilo. ?sta la hab¨ªa acusado de haberla amenazado con dos rev¨®lveres, pero Ceci D¨ªas asegur¨® que no era verdad, que en realidad viv¨ªa como una prisionera en el s¨®tano de la casa, de donde logr¨® salir armas en mano. Asegur¨® tambi¨¦n que en la residencia se quedaban con el importe de su jubilaci¨®n como enfermera, equivalente a unas 40.000 pesetas. A pesar de su apariencia dulce y fr¨¢gil, la anciana asegur¨® a los periodistas que no tiene miedo de nada y que sabe defenderse. Cuando el comisario le pregunt¨® si sab¨ªa usar las armas, la ex enfermera fue terminante.: "No hay nada que aprender, basta apuntar hacia el enemigo y apretar el gatillo". Por si acaso, el comisario decomis¨® los dos rev¨®lveres.-