La magia de los zurdos
Dos extremos. Dos extremos arriba, bien abiertos, son lo suficiente para mantener al otro equipo alejado de la porter¨ªa propia. Eso hizo Cruyff, con Hagi y Figo, jugadores de prestigio, bien abiertos. Eso fija a los laterales contrarios y a tres o cuatro rivales m¨¢s para cubrir todo el ancho del campo en las proximidades del ¨¢rea. Gracias a eso el Barca obtuvo casi siempre el dominio territorial, m¨¢s que por su juego, que no fue el de los mejores d¨ªas.Con dos basta. Eso pens¨® el Sevilla, que con dos basta para atacar: Suker y Carlos. S¨®lo dos, pero con la ventaja de gozar de espacios. Veloz uno, el croata, veloc¨ªsimo el otro, Carlos. Y los dos con un envidiable sentido de la profundidad. No saben ni les gusta perder el tiempo. Siempre escogen el camino m¨¢s corto hacia la porter¨ªa.
Duelo de zurdos. Suker y Hagi hermosearon el partido con dos enormes tiros libres. Uno, tocado por encima de la barrera, con la rosca y la dureza precisas, al ¨¢ngulo. El otro, un ca?onazo a la escuadra del portero, suponiendo, y bien, que Unzue iniciar¨ªa el movimiento hacia el otro lado. Los dos con la zurda. Nadie sabe por qu¨¦, pero resulta una ley eterna e inmutable que los zurdos sean m¨¢s precisos que los diestros.
Una estrella. El croata Suker. Estrella de nivel m¨¢ximo, digno de cualquier partido. Talento, lucha, capacidad para iniciar la jugada y ambici¨®n para terminarla. Rematador de lejos y de cerca, con el pie y con la cabeza. Un jugador que enriquece el espect¨¢culo. Por s¨ª solo devuelve el precio de la entrada.
Tramo final. Guardiola en el Bar?a, para manejar el bal¨®n. Tevenet en el Sevilla, para jugar en menos espacios que Carlos, cuando el resultado y la proximidad del final obligaba a los sevillistas a incorporar m¨¢s gente al ataaque. La calma jugaba a favor del Bar?a. La motivaci¨®n, a favor del Sevilla. Pudo la calma.
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