Lejos de la tempestad

Cantar bien no siempre es suficiente. Jos¨¦ Merc¨¦ cant¨® bien esta noche -es casi imposible o¨ªrle hacerlo mal, ciertamente-, incluso dir¨ªa que muy bien, y sin embargo nos dej¨® insatisfechos. Son los misterios del flamenco. Hay que decir que el cantaor lo intent¨® todo, como siempre, para lograr el p¨¢lpito de la magia, ese nosequ¨¦ inexplicable en lo jondo que convierte un cante correcto en una joya irrepetible, y en ocasiones afloraron aqu¨ª y all¨¢ -por siguiriyas, por tarantos...- ecos de una gran belleza, resonancias de ese cante enduedado que s¨®lo poseen los elegidos. Pero no hubo mucho m¨¢s que eso, pese al buen arte de Enrique de Melchor y del propio Merc¨¦, que en general fue excelentemente acogido por el p¨²blico.Quede bien claro que no ocurri¨® un desastre, ni un naufragio, ni el cantaor estuvo para meterle en la c¨¢rcel como dicen que en otros tiempos ped¨ªan para Manuel Torre. Simplemente un mar en calma, levemente ondulado por una brisa ligera y superficial, juguetona, que no produjo la tempestad an¨ªmica que esperamos del cante.