El oso de la esperanza
Primer nacimiento en cinco a?os de un osezno pirenaico
Le delataron sus peque?as huellas junto a las de su madre Cannelle, aunque durante la primavera y el verano pasados jug¨® al escondite con los ojeadores del programa que las instituciones navarras, aragonesas y del territorio franc¨¦s colindante tienen puesto en marcha, con respaldo de la Uni¨®n Europea, para salvaguardar al oso Pardo pirenaico.Hace apenas unos d¨ªas que ha sido posible establecer que es macho y ahora debe de estar a punto de entrar en su primera hibernaci¨®n en alg¨²n lugar junto al impresionante pico del Midi, ya cubierto de nieve y donde la frontera entre Francia y Espa?a es bien difusa. Su nacimiento ha supuesto la recuperaci¨®n de la esperanza en que el apoyo institucional y la concienciaci¨®n popular permitan atajar el peligro de extinci¨®n de la especie en los Pirineos.
La confirmaci¨®n de la noticia llegaba a Jaca a finales del verano. El bi¨®logo Juan Herrero recib¨ªa una m¨¢s que feliz misiva de su hom¨®logo al otro lado de la cordillera, Jean-Jacques Camarra, coordinador del programa de protecci¨®n del oso pardo pirenaico. Una de las m¨¢quinas de fotos instaladas para controlar a los cinco o seis ejemplares de la especie que a¨²n habitan en estas monta?as, capt¨® el a?o pasado a una hembra, Cannelle (adulta, pero sin poder precisarse su edad y de unos 70 kilos de peso), seguida a corta distancia de un macho, Papill¨®n, (de unos 20 a?os de edad y de algo m¨¢s de 180 kilos de peso). "All¨ª iba a pasar algo...,", pens¨® Camarra.
Con la primavera, la existencia de un nuevo inquilino empez¨® a hacerse patente. Peque?as huellas de plant¨ªgrado junto a otras m¨¢s grandes y los restos organicos encontrados llevaron a la deducci¨®n de que Cannelle y Papillon hab¨ªan sido padres.
Llegaba el primer reto?¨® en cinco a?os (anteriormente los ¨²ltimos natalicios se registraron en 1989 y antes en 1984) en todo la colonia de osos del Pirineo, en franco riesgo de desaparici¨®n. Esta es la raz¨®n por la que el Programa LIFE de la Uni¨®n Europea les ha puesto bajo su protecci¨®n. Adem¨¢s, la Instituci¨®n Patrimonial del Alto Bearn en Francia y los Gobiernos aut¨®nomos de Navarra y Arag¨®n han agudizado su sensibilidad en los ¨²ltimos a?os ante el problema.
Pero para un cient¨ªfico el reto estaba en conseguir una prueba concluyente" de que el osezno estaba all¨ª, en alguno de los quince itinerarios habituales que, sin saber de fronteras pol¨ªticas, cruzan desde el Roncal (Navarra), pasando por los valles de Hecho y Ans¨® (Huesca), hasta Aspe y Ossau, en Francia.
Unos dos centenares de colaboradores de diferentes organizaciones de protecci¨®n de la naturaleza recorren asiduamente estos parajes, y env¨ªan sus datos al despacho de Camarra en la ciudad de Pau. Cualquier detalle es vital: restos de pelos, huellas, residuos org¨¢nicos y, si se producen, incidentes con reba?os de ovejas o invasi¨®n de las huertas cultivadas por humanos por parte de los plant¨ªgrados.
A lo largo de los ¨²ltimos meses, los rumores se extendieron por los valles mencionados con la ilusi¨®n compartida por ecologistas y escolares de la zona que en las pr¨®ximas semanas participar¨¢n en un concurso para ponerle un nombre al reci¨¦n nacido.
Pero tambi¨¦n creci¨® la preocupaci¨®n entre quienes apuestan por el desarrollo comercial y del sector servicios (fundamentalmente con el turismo, la caza y las infraestructuras viarias transfronterizas) ante un posible dr¨¢stico endurecimiento de las medidas proteccionistas.
Desde la Instituci¨®n Patrimonial bearnesa, en la vertiente gala se han adoptado ya medidas de ayuda econ¨®mica a quienes renuncien a extraer madera del monte o a dejar a sus ovejas pastar sin control, en determinadas zonas donde se cree que puede estar la nueva familia.
Ahora el reto del nuevo inquilino pirenaico es superar la hibernaci¨®n. Sus posibilidades de sobrevivir no superan el 50 por ciento. Las de su padre tampoco son muchas. Y su madre es la ¨²nica hembra de la colonia. Para a?adir complicaciones, durante este oto?o el grupo ha tenido que apretarse el cintur¨®n en la dieta por la ausencia de los frutos que componen su alimentaci¨®n habitual.
Mientras el debate contin¨²a sobre qu¨¦ hacer para proteger la reducid¨ªsima colonia animal y si las necesidades del hombre (en la zona se construye una nueva carretera de gran capacidad, por ejemplo) permiten hacerlo, la amenaza para Claude, Chocolate, Papillon, Cannelle (nombres de algunos de los osos controlados) y el reci¨¦n nacido es cada vez mas seria.
Por eso los expertos dicen que el os¨® pirenaico "se salvar¨¢ ahora o nunca".
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