Dolores err¨¢tiles
S¨ª hasta ya hemos llegado a permitirnos el emocionante capricho de poder contemplar el Guernica como Pablo Picasso lo trajo al mundo, sin cristal¨®n a prueba de bomba y, baba, es que, en el fondo de tanta porquer¨ªa sociol¨®gica, nos hall¨¢bamos preparados para enfrentamos al descaro de una obra que hace papillas la amable correcci¨®n, esa termita de las artes marciales, con tan s¨®lo plasmar de rechazo que todo, todo lo que se piensa arte, y todo lo que se imagina vida, pudo ser exactamente as¨ª, as¨ª de brutal, a poco que nos hubiese dado.. por reconocer que se dan innumerables casos en los que s¨®lo de lo sombr¨ªo puede llegamos cierta luz. La del Guernica al aire libre, libre de toda luz que no sea duda.Pero, aunque preparados para el esp¨ªritu, a algunos les ha dado por sentir que todos los caprichos llegan tarde, que se agradecen, claro, pero no se retozan. Y esa camalidad del desconsuelo, se ha cebado con muchos miembros de la sociedad espa?ola medianamente culta. Han entrado en el pasmo. Saben, por eso mismo, que tampoco son santos, qu¨¦ va, sino sujetos que desean una hecatombe natural. Y entonces, que. es ahora da?a el salto mortal supercualitativo, y se instalan en el ensue?o de un final cercano. Se deprimen, se arrugan, se desordenan y ni se arreglan. Pese a est¨®, van encari?¨¢ndose con la idea de que esfumarse no es tan grave si con ello se saldan deudas y uno se queda para siempre en paz.
Eran ¨¦stas, hasta hace poco, personas muy capaces de entusiasmarse con lo inesperado, forzaban la indolencia a pie de obra, intentaban verificar lo ver¨ªdico, cre¨ªan en las virtudes curativas de la c¨¢scara de naranja, estaban por la antigua labor de los curas con sus sobrinas, no se fiaban del orvallo y, adem¨¢s, conoc¨ªan el significado de la palabra pavesa. Respond¨ªan, en suma, a denominadores comunes de una clase bastante culta. Fruto de ello, su marcado inter¨¦s por los esc¨¢ndalos contumaces, los rumores con olor a fritanga y las llamaradas infernales del sanseacab¨®, de Higuera de Vargas (Badajoz) a Fuente Ovejuna (C¨®rdoba). Mas, Jay!, nada se, acababa. As¨ª que les dio por sonar con largarse de: una vez por todas. No era cosa de huida o de suicidio, que para eso hay programas televisivos. Tampoco se trataba, de provocar a otro y brindarle el cuchillo en bandeja, que luego te retratan y los supervivientes perversos se excitan. Total, que ni sab¨ªan, lo que quer¨ªan. Hasta que se confesaron dispuestos a buscar el peligro extremo o, mejor dicho, a salir a su encuentro. S¨¦, reunieron a la. entrada del Reina Sof¨ªa y en seguida se dedicaron a contemplar, a sus anchas, el Guernica por fin desnudo.
A la salida, sin embargo, resulta que, en lugar de amansarse, se encampanaron. Al amor de unas copas de orujo, decidieron Ilamarse Dolores err¨¢tiles, m¨¢s t¨ªtulo que nombre, con el prop¨®sito de fundirse y emprender la excursi¨®n de su vida. Y as¨ª quedaron fundidos una pintora, un poeta, un profesor de japon¨¦s, un jugador de baloncesto y un dentista, cinco en total. Enardecidos por el bautismo, por lo bonito del nombre y por la cercan¨ªa del acueducto inmaculado, hicieron las mochilas y, en dos coches" "?T¨® tiesos pa' Galapagar!". Y, aun sabiendo que que queda por el centro, puede que alg¨²n ¨¢ndino se pregunte: "?Pero qu¨¦ est¨¢ pasando en Galapagar?"
Pasa en Galapagar que ha habido varios terrremotos, de no s¨¦ cu¨¢ntos grados, en estos d¨ªas, pero qu¨¦ el de. la cifra gorda a¨²n est¨¢ por llegar. Y los de Dolores err¨¢tiles han salido a su encuentro en pandilla, a toda leche, dejando olvidada sobre la mesilla de noche, La piel del tambor, la ¨²ltima novela de P¨¦rez Reverte, abierta por la p¨¢gina 197. Aunque hace un, fr¨ªo que se las pela, all¨ª aguantan, dando brincos y haciendo muecas sensuales con el ritmo calentito de las gu¨ªneanas Hijas del Sol: "?C¨®mo llegar¨¦ a Atocha?/ ?C¨®mo llegar¨¦ a la Gran V¨ªa?/ ?C¨®mo llegar¨¦ a B¨ªlbao?/ ?C¨®mo llegar¨¦ a Cuatro Caminos?" Preguntas esenciales para el fin del milenio, poes¨ªa comunicativa de ra¨ªz bubi, curiosidad postrera de quienes tienen claro que el mundo va a acabarse en Galapagar. Muerto ?lvarez del Vayo, son los ¨²ltimos optimistas. La putada ser¨ªa que el destino, tan suyo, en lugar de en Galapagar, aterrizara de repente en Murcia.
Babelia
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