Elecciones o refer¨¦ndum para la crisis de un modelo social
Cuando millones de ciudadanos tienen que caminar durante horas hacia ninguna parte, cuando las f¨¢bricas quedan desabastecidas y cuando las ciudades se hunden en un fragor embotellamientos y manifestaciones, un pa¨ªs entra en crisis. Las reformas impulsadas por el presidente Jacques Chirac y plasmadas por Alain Jupp¨¦ han tocado un nervio muy sensible de la Francia creada tras la guerra, sobre un pacto social que casaba el colbertismo econ¨®mico (dirigismo estatal, con un sector p¨²blico renovado, eficiente y protegido) con el liberalismo pol¨ªtico.La Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF) es un ejemplo perfecto de ese pacto. El presidente Giscard decidi¨® dotar al pa¨ªs del m¨¢s moderno sistema de trenes de alta velocidad, Mitterrand inaugur¨® el primer TGV y Chirac se ha encontrado con una red formidable. El pacto se rompe cuando el Estado se niega a asumir la deuda contra¨ªda por la SNCF.
Los sindicatos no reivindican otra cosa que el statu quo. Los franceses sienten que van a peor y piden quedarse como est¨¢n. Y tras la crisis social, se perfila una inevitable crisis pol¨ªtica. Si las huelgas no pierden empuje la pr¨®xima semana, Chirac se encontrar¨¢ ante tres opciones: convocar un refer¨¦ndum sobre las reformas, sustituir al primer ministro o disolver el Parlamento.
El refer¨¦ndum es arriesgado para un gaullista: el general De Gaulle dimiti¨® en 1969 porque perdi¨® una consulta de escasa importancia. La sustituci¨®n de Jupp¨¦ dejar¨ªa malparado a Chirac, quien menos de un mes atr¨¢s le encarg¨® la formaci¨®n de un segundo Gobierno. La convocatoria de elecciones podr¨ªa ser, pese a su espectacularidad, la m¨¢s segura. La derecha mantendr¨ªa probablemente la mayor¨ªa, la izquierda ganar¨ªa posiciones -igual que la ultraderecha- y llevar¨ªa el de bate pol¨ªtico al Parlamento. La campa?a electoral desactivar¨ªa la protesta social y, con una victoria de los suyos, Chirac podr¨ªa considerarse legitimado para proseguir con la reforma.
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