Los papeles de la libertad
Aquejado de artrosis, Domingo Malag¨®n sobrevive, junto a su mujer, con una pensi¨®n m¨ªnima y se dedica ahora a lo que ya no podr¨¢ ser m¨¢s que una afici¨®n: la pintura. En su casa de Parla conserva a¨²n diverso material que anta?o utiliz¨® en sus falsificaciones: la mesa, gomas, plumillas, lupas y tampones oficiales de la Guardia Civil, Direcci¨®n General de Seguridad o de ayuntamientos franceses y espa?oles, que ¨¦l mismo tallaba a mano con tan s¨®lo una cuchilla de afeitar. Muestra orgulloso algunos de los documentos realizados or ¨¦l y resulta casi incre¨ªble su imitaci¨®n de a letra de imprenta realizada a mano con a ¨²nica ayuda de una pluma.As¨ª pudo moverse "como Pedro por su casa" por toda Europa con identidades falsas. La misma polic¨ªa francesa se qued¨® at¨®nita en 1976 cuando, al intentar regularizar su residencia, confes¨® que viv¨ªa en Francia desde 1939 sin un documento oficial.
Su labor fue important¨ªsima y trabaj¨® sin descanso para documentar a cientos de comunistas. Cuando se celebraba un congreso del PCE ten¨ªa que elaborar hasta 50 o 60 pasaportes, y empleaba en ello muchos meses. Sempr¨²n se refiri¨® a ¨¦l como "el camarada al que tantos debemos la libertad, y algunos, la vida".
En, 1977, su trabajo dej¨® de ser ¨²til. El PCE, ya legalizado, le dio entonces un total de 60.000 pesetas para volver a empezar en Madrid.
Parad¨®jicamente, el mago de la falsificaci¨®n tuvo que hacer colas para solicitar los numerosos papeles que requer¨ªa su nueva vida legal. ?l, c¨®mo no, se lamenta de la lentitud de la burocracia. "Para una partida de nacimiento hay que esperar dos meses. Yo tardar¨ªa mucho menos en hacer una id¨¦ntica", concluye.
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