Solidaridades extra?as
La solidaridad con el Sur adopta formas curiosas en el Norte, incluso entre gente bienintencionada. Por ejemplo, en Barcelona, donde participaba en el Foro Civil Euromed, la argelina Selima Gelizali dec¨ªa que, como mujer y, periodista, no le gusta esa "solidaridad selectiva" que este lado del Mediterr¨¢neo practica con esos dos grupos humanos. En la guerra civil entre militares e islamistas argelinos, recordaba, han muerto decenas de miles de personas, y s¨®lo un pu?ado eran periodistas o mujeres. Y, sin embargo, los diarios europeos dedicamos cuatro o cinco columnas cuando alguien deg¨¹ella a un informador o a una chica, y un breve al exterminio de decenas de campesinos. "?Por qu¨¦?", se interrogaba. "?Porque es m¨¢s comercial la primera noticia que la segunda?".Si se le preguntaba a Gehzali de qu¨¦ forma efectiva pod¨ªan solidarizarse los dem¨®cratas europeos con los argelinos y, en general, con los magreb¨ªes, respond¨ªa de inmediato: "Presionando a sus Gobiernos para que den primas a la apertura en el Magreb. Cada paso en la direcci¨®n de la democracia y el respeto a los derecho s humanos debe tener una recompensa material inmediata; cada retroceso, una sanci¨®n fulminante".
M¨¢s inquietante es la actitud de esa parte de la izquierda espa?ola que reclama que se destine el 0,7% del PIB a la ayuda al Tercer Mundo y monta una escandalera cuando la UE da t¨ªmidos y, sin duda, interesados pasos para que los pa¨ªses magreb¨ªes puedan buscarse la vida. Uno, que est¨¢ a favor del 0,7%, se pregunta si esa cifra no se ha convertido para algunos en una especie de Domund progresista.
Julio Anguita es de los m¨¢s castizos representantes de esa actitud, m¨¢s propia de la caridad que de la solidaridad. Anguita despotrica contra Felipe Gonz¨¢lez por haber permitido que Bruselas firme con Rabat un acuerdo que reduce las capturas de los pescadores espa?oles en los caladeros marroqu¨ªes. Y se alarma por la supuesta amenaza de muerte que supone para el campo espa?ol el leve incremento en la exportaci¨®n de productos agr¨ªcolas marroqu¨ªes a la Uni¨®n Europea. Remata la faena acusando de dumping social a los empresarios que invierten abajo.
O sea que, como ironiz¨® Jordi Pujol en Euromed, se trata de que los marroqu¨ªes no puedan exportar sus tomates, renuncien a explotar sus caladeros de pesca, dejen que los espa?oles lo hagan como y cuando quieran, no puedan trabajar en f¨¢bricas instaladas en su suelo con capital espa?ol y, por supuesto, no nos env¨ªen emigrantes. ?Comparte Anguita la idea de que los emigrantes vienen a robar puestos de trabajo? Probablemente no lo dir¨ªa de ese modo lepenista. Buscando coartadas progresistas, dir¨ªa que son unos desdichados esquiroles, explotados por unos empresarios que no quieren pagar lo justo a los pelones y las empleadas de servicio. O sea que, a la espera de que Anguita llegue al poder y obligue a pagar lo justo y convertir esos puestos en atractivos para los trabajadores espa?oles, lo mejor es que se queden al sur del Estrecho preparando la revoluci¨®n contra Hassan ll.Bosnia ha sido otro frente de la extra?a solidaridad. Los movimientos humanitarios europeos han trabajado muy duramente para que les llegaran algunos alimentos y medicinas a las poblaciones musulmanas asediada! por los serbios. Muchos de sus m¨¦dicos y enfermeros han compartido sus penalidades en hospitales bombardeados a diario. No hay nada que objetar a esa actitud, en muchos casos heroica. Lo grave es que no pocos de los activistas y colaboradores de esos movimientos hayan puesto el grito en el cielo cuando se les hablaba de levantar el embargo de armas a los bosnios, o de exigir a los Gobiernos occidentales que intervinieran militarmente para detener a los serbios. "Ah, no, nosotros somos pacifistas", dec¨ªan.
Este cronista estuvo en Euromed. Hab¨ªa muchos amigos del Sur. Y crey¨® entender es que piden que exijamos democracia en sus pa¨ªses, abramos nuestros mercados a sus productos, seamos m¨¢s generosos con los emigrantes, no practiquemos el doble rasero y, si es menester, como lo fue en Bosnia, utilicemos nuestros soldados para parar los pies al fascismo. Piden solidaridad efectiva.
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