Mombiedro y Cruyff
> Menudo foll¨®n. Ferrer marcando a Pantic por todo el campo, Toni Velamaz¨¢n, de defensa derecho, dos centrales que por menos de nada se echaban simult¨¢neamente sobre el mismo punta y olvidaban al otro, el l¨ªbero por delante de la defensa, perdido, sin posibilidad de auxilio a la retaguardia en las emergencias, Figo en la media punta en lugar de en una banda... La costumbre de Cruyff de retocar el equipo en determinados partidos importantes alcanz¨® ayer cotas de extravagancia y fue el factor decisivo en el r¨¢pido desequilibrio del encuentro. Poco a poco, fue enmendando posiciones, la primera la de Figo, pero ya era tarde. Mombiedro le hizo da?o al Bar?a al no estudiar el caso Guardiola, pero Cruyff le hizo mucho m¨¢s.> Menudo banquillo. Hagi, Prosinecki, Iv¨¢n de la Pe?a, ?scar... mucho f¨²tbol y mucho gol en el banquillo del Bar?a. Johan Cruyff se hab¨ªa traicionado. En su alineaci¨®n inicial hab¨ªa abundancia de defensas y de cent¨ªmetros, sin duda para controlar la precisi¨®n de los centros altos de Pantic. Bueno, pues en el primer c¨®rner del partido pas¨® un susto, y en el Segundo uno de sus defensas hizo el penalti que abri¨® el marcador. El Barcelona empez¨® a perder el encuentro justo por donde m¨¢s precauciones tomaba. Y termin¨® igual, encajando un tercer gol en un c¨®rner.
> Ni se lo cre¨ªa. El Atl¨¦tico sali¨® en tromba, pero dio la sensaci¨®n de que le desconcertaron las facilidades que encontr¨®. 2-0 en 12 minutos y un tercer gol servido en bandeja por un fallo de los centrales del Bar?a y que Penev desperdici¨®. Algunos de sus jugadores pensaron que tanta felicidad no era posible y no terminaron de fiarse. M¨¢s confianza en la primera parte hubiera dado el partido por resuelto antes del descanso, que el Bar?a alcanz¨® sin m¨¢s da?o que dos goles y los sustos que le proporcionaron los saques de falta de Pantic.
> El mejor Atl¨¦tico. El de la segunda parte. Sin duda, Antic anim¨® a sus jugadores en el descanso a reba?ar el plato y salieron dispuestos a hacerlo. Un Bar?a m¨¢s l¨®gico, pero aturdido, se vio desbordado por el deseo de jugar, de divertirse, de, gozar el f¨²tbol, que mostraron Penev -anoche se reencontr¨®-, de Kiko, de Pantic, de Caminero, de Simeone, de todos los dem¨¢s. Velocidad, creaci¨®n de huecos, remate. Todo menos suerte para una goleada hist¨®rica.
> La honrilla. Al final, el Bar?a alcanz¨® lo que los cl¨¢sicos conocen como el gol de la, honrilla. Siempre, se acoge con simpat¨ªa el tanto solitario de un equipo que ha sido abrumadoramente inferior al rival. Pero anoche ese gol no hac¨ªa sino confirmar una injusticia. La diferencia entre los dos equipos fue de mucho m¨¢s de dos goles.
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