La ambig¨¹edad
La indeterminaci¨®n, la dilog¨ªa, el calambur, la ambig¨¹edad, en fin, nos han parecido a todos los espectadores la sustancia fundamental de los dirigentes peneuvistas durante los a?os del terrorismo bajo la democracia. Hemos podido incluso creer que el sostenido progreso en su ambivalencia obedec¨ªa a ejercicios dedicados a perfeccionar la equivocidad, mezcla de la confusi¨®n y el miedo. Cuesta por esto m¨¢s trabajo entender c¨®mo ahora se irritan unos y hacen pucheros otros del PNV cuando se les mienta su cualidad.El s¨ª pero no, el amagar y no dar, el condenar y legitimar, las frases de regusto salobre, los rodeos, las opacas mixturas han conformado un estilo mucilaginoso peneuvista con el que el p¨²blico ha venido famili¨¢riz¨¢ndose. Ni la polic¨ªa aut¨®noma o nacional, ni los pol¨ªticos de Madrid, ni los milagros acabar¨¢n con ETA sin una aplastante voluntad de la poblaci¨®n vasca. Pero es raro, contando con esta necesidad, ver a los mandatarios del PNV capitanear un enfrentamiento corajudo contra ETA o sus edecanes. Mientras dicen a la Ertzaintza que combata a Jarrai, los de la Ertzaintza ven a los l¨ªderes del PNV merendando con los de HB en el hotel Carlton de Bilbao. Mientras los etarras preparan despedazar a un grupo de obreros m¨¢s, el portavoz asegura que, una vez detenidos, ser¨¢n presos pol¨ªticos. El portavoz del PNV habla de lograr la paz en Euskadi, pero "repartiendo la raz¨®n entre unos y otros". Qui¨¦n sabe por qu¨¦ circuitos discurre su coraz¨®n y su cerebro. La ambig¨¹edad, como las disoluciones, turbias para las amebas, ha sido el medio natural donde se han desenvuelto los l¨ªderes del PNV.
Quejarse ahora porque se les llame ambiguos es tanto como abjurar de su h¨¢bitat natural, pero tambi¨¦n, posiblemente, negar aquello que constituye su vergonzoso escondite.
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