La UE fija un calendario para ampliarse a los pa¨ªses del Este desde el a?o 2000
El Consejo Europeo de Madrid se cerr¨® ayer con un optimismo rampante por haber decidido el nombre de la moneda ¨²nica, euro, y el calendario de su ampliaci¨®n hasta el 2002. "Es un ¨¦xito importante", resumi¨® el presidente de la Comisi¨®n Europea, Jacques Santer. Cuando los 15 jefes de Estado o de Gobierno de la Uni¨®n Europea (UE) todav¨ªa flotaban entre los vapores de su digesti¨®n, un inesperado logro se un¨ªa al principal: el acuerdo que define el calendario para la ampliaci¨®n a los pa¨ªses del Este. ?ste permitir¨¢ que las primeras adhesiones de los 11 candidatos se produzcan el a?o 2000.
El anfitri¨®n de la cumbre, Felipe Gonz¨¢lez, dedico, sus mejores energ¨ªas a destacar que el avance en la moneda ¨²nica no es contradictorio con el fomento del empleo, sino al contrario. Esta contraposici¨®n "es frecuente y ligera". "Es un disparate", replic¨® el ministro espa?ol de Econom¨ªa, Pedro Solbes.Convergencia econ¨®mica y creaci¨®n de empleo, al contrario, tienen relaciones de "causa a efecto", sostuvo Felipe Gonz¨¢lez, porque "la estabilidad macroecon¨®mica es condici¨®n [no suficiente] del crecimiento duradero" y por tanto de la creaci¨®n de empleo. "La Comisi¨®n Europea no crea [empleos], los generan las pol¨ªticas de los Estados y sus sociedades", a?adi¨® Jacques Santer. Y as¨ª, todos los dem¨¢s.
A la celebraci¨®n y ex¨¦gesis del euro se le uni¨® enseguida la segunda noticia clave de la cumbre: el calendario indicativo para la ampliaci¨®n de la UE a los pa¨ªses del Este europeo. Nadie esperaba gran cosa en este cap¨ªtulo.
Gonz¨¢lez se hab¨ªa mostrado testarudo en su gira por las capitales europeas en ligar las adhesiones del Este a las de Malta y Chipre, cuyas negociaciones formales empezar¨¢n "seis meses despu¨¦s de concluida" la Conferencia Intergubernamental (CIG), que debe reformar el Tratado de Maastricht.
El presidente del Gobierno espa?ol enarbolaba el "imperativo moral" de acoger a los ex sat¨¦lites de Mosc¨², la conveniencia de estabilidad y seguridad continental y, silenciosamente, el inter¨¦s de Espa?a en no aparecer como un obst¨¢culo a la ampliaci¨®n, sino como uno de sus m¨¢s firmes abanderados.
Pero se estrellaba contra las malas vibraciones de sus colegas. Unos, los holandeses, objetaban que antes de adoptar calendarios hab¨ªa que acordar los nuevos paquetes financieros que respalden la Uni¨®n ampliada. Otros, los alemanes, hab¨ªan moderado sus ¨ªmpetus ampliadores de hace unos a?os y quer¨ªan establecer dos divisiones: en la primera estar¨ªan sus vecinos, Polonia, la Rep¨²blica Checa y Hungr¨ªa. Atr¨¢s, los otros.
Tanto el canciller alem¨¢n, Helmut Kohl, -en privado-, como su ministro de Exteriores, Klaus Kinkel -el viernes, ante sus colegas-, defendieron este doble y discriminatorio rasero. M¨¢s a¨²n, sugirieron un veto a Chipre, por el problema turco, y el retraso en la absorci¨®n, de los pa¨ªses b¨¢lticos (Letonia, Estonia y, Lituania), porque eso irritar¨ªa a su vecina Rusia y pondr¨ªa en peligro la seguridad continental. A Rumania, Bulgaria y Eslovaquia ni las mencionaban.
La Comisi¨®n arg¨¹¨ªa que no pod¨ªa comprometerse a tener acabados en una fecha concreta sus preceptivos dict¨¢menes (ex¨¢menes), porque eso depende tambi¨¦n de los candidatos.
Desanimada, la presidencia espa?ola escribi¨® en su primer borrador de conclusiones que la integraci¨®n se har¨ªa "despu¨¦s de acabada la CIG", y que los Quince tomar¨ªan la decisi¨®n "en el mejor plazo posible", sin ninguna concreci¨®n.
El secretario de Estado para la Uni¨®n Europea, Carlos Westendorp, lleg¨® a reconocer el viernes que Espa?a propugnaba equiparar para todos los aspirantes el momento del pistoletazo de salida: seis meses despu¨¦s de concluida la CIG, como Malta y Chipre. "A lo mejor es un deseo piadoso, aunque no es incumplible", dijo, pero esa referencia temporal concreta "'ni se incluye ni se excluye de las conclusiones".Ayer todo cambi¨® como por ensalmo. Alemania se vio sola. Los escandinavos presionaban en favor de sus vecinos b¨¢lticos. Los dem¨¢s estaban contra la discriminaci¨®n. Apoyaron el principio de "igualdad de trato inicial" para todos los aspirantes: inicio simult¨¢neo de la negociaci¨®n, aunque su conclusi¨®n difiera, seg¨²n la maduraci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica de cada aspirante.
"En pie, de igualdad"
As¨ª se logr¨® modificar el texto de conclusiones. A la gen¨¦rica referencia al "mejor plazo posible" se le a?adi¨® el compromiso de "tratar a los pa¨ªses candidatos en pie de igualdad", y, sobre todo, esta frase: "El Consejo Europeo aspira a que la fase inicial de las negociaciones coincida con el inicio de las negociaciones con Chipre y Malta". Como se prev¨¦ que la CIG acabe "en el segundo semestre de 1997", todas las negociaciones podr¨¢n empezar en 1998. Para los pa¨ªses m¨¢s maduros, bastar¨¢n dos a?os de negociaci¨®n, hasta el a?o 2000, seg¨²n expertos de la presidencia y l¨ªderes de los aspirantes. El albor del siglo XXI alumbrar¨¢, pues, la ampliaci¨®n.
Negociar con Cuba
El presidente del Gobierno espa?ol, Felipe Gonz¨¢lez, logr¨® ayer en el Consejo Europeo le, que Javier Solana, ministro espa?ol de Asuntos Exteriores, no se hab¨ªa atrevido a plantear 12 d¨ªas antes a sus hom¨®logos de la UE: encargar a la Comisi¨®n Europea que presente un proyecto de acuerdo de cooperaci¨®n a negociar con Cuba.El objetivo del acuerdo con el Gobierno de La Habana consustir¨¢ en "apoyar activamente el proceso de reformas en curso, alentar el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales y ampliar el ¨¢mbito de la iniciativa privada y el desarrollo de la sociedad civil".
En el entorno de Solana se explic¨® en su d¨ªa que las reticencias de Alemania desaconsejab¨¢n someter ese proyecto a la aprobaci¨®n de los socios, pero ayer ni el canciller, Helmut Kohln, su ministro de Exteriores, Klaus Kinkel, pusieron pegas. S¨ª ofreci¨® alguna resistencia el secretario del Foreign Office brit¨¢nico, Malcolm Rifkind, pero dio su brazo a torcer cuando logr¨® cambiar una palabra en el texto.
La Comisi¨®n Europea preparar¨¢ un proyecto de acuerdo, pero el Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la Uni¨®n deber¨¢ darle el visto bueno y su decisi¨®n depender¨¢ "de la evoluci¨®n de la situaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica en Cuba".
Los Quince desean concretamente que el r¨¦gimen de Fidel Castro modifique su C¨®digo Penal y excarcele a medio millar de presos pol¨ªticos que mantiene recluidos en sus prisiones.
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