Vitri¨®lica Marton

El personaje de Electra constituye el eje fundamental de la acci¨®n en el drama de Hofmannsthal que da pie a la ¨®pera straussiana interpretada el s¨¢bado en el Palau de la M¨²sica de Valencia. El paso desde la reflexi¨®n did¨¢ctica subyacente en la tragedia cl¨¢sica, en torno al destino impuesto al hombre por la voluntad divina, hasta el an¨¢lisis de los procesos interiores de la mente que, a trav¨¦s de la voluntad humana de Electra, se materializan en la acci¨®n vengadora de Orestes supone un ejercicio intelectual y dram¨¢tico que Strauss ha concentrado en la m¨²sica de la protagonista. Desde el und¨¦cimo comp¨¢s de la partitura, en el que Electra se nos manifiesta con su triple dimensi¨®n psicol¨®gica -odio, recuerdo, soledad-, hasta el frenes¨ª dionis¨ªaco de su danza de m¨¦nade iluminada por "la m¨²sica que viene de su interior", toda la ¨®pera gira alrededor de la mujer completamente abrasada en las propias cenizas de su fijaci¨®n sexual hacia el padre.Eva Marton traduce el complejo mundo de Electra con la fuerza elemental de la bestia herida que se revuelve con gesto -vocal y esc¨¦nico- de acentos v¨ªtri¨®licos. No hay en ella asomo de piedad hacia la p¨²trida Clitemnestra, ni efusi¨®n sensual hacia la bella y d¨¦bil Crisotemis, ni siquiera ¨¦xtasis jubiloso ante el p¨¦rfido Orestes. Todo en la Marton es fuego, locura, rabia. El acero de su voz y el magnetismo incre¨ªble de su cuerpo absorben y condicionan la sensibilidad hasta convertir casi en superfluo cuanto la rodea.,

Y en verdad que no fue superfluo lo que rode¨® a la Marton en el Palau de Valencia el pasado s¨¢bado. Desde el magisterio dram¨¢tico y vocal de Leonie Rysanek, que con esta, Clitelmnestra dec¨ªa adi¨®s al p¨²blico espa?ol, hasta las j¨®venes promesas Ana Mar¨ªa S¨¢nchez (Crisotemis) y Richard Bernstein (Orestes), todo fue vibraci¨®n y ¨¦nfasis en esta Elektra semiescenificada por Jaime Martorell.

La Orquesta de Valencia y su director, Manuel Galduf, se entregaron a tumba abierta en el concierto que sin duda marca una de las cotas m¨¢s altas de, la formaci¨®n y de su titular en las actuaciones de los ¨²ltimos a?os. Como el conjunto de voces secundarias, encabezado por el glorioso James King y sazonado por la gracia juvenil de Mentxaca, Pont, Ri?¨®n, Valles, Corbacho, Martos, etc¨¦tera, funcion¨® sin fisuras. Podemos decir por tanto que los aplausos y clamores finales del p¨²blico que abarrot¨® el Palau estuvieron plenamente justifigados.