Uni¨®n penosa

Cuando la tarde del 26 de octubre de 1995 regres¨¦ a mi casa, tras una intensa jornada laboral, cu¨¢l no ser¨ªa mi sorpresa al observar que cuatro aparatos electr¨®nicos conectados a la red (concretamente, frigor¨ªfico, contestador autom¨¢tico, v¨ªdeo y cadena de m¨²sica) estaban misteriosamente estropeados.Compruebo que esa misma ma?ana, Uni¨®n El¨¦ctrica Fenosa ha manipulado los contadores de la luz, con la intenci¨®n de cambiarlos, y que, antes de hacer lo propio con el m¨ªo, los aparatos arriba mencionados han dejado de funcionar.

Hasta aqu¨ª, todo podr¨ªa considerarse una cuesti¨®n de mala suerte. Pero cuando me introduzco en el rec¨®ndito mundo de las reclamaciones o, dicho de otra manera, intento establecer responsabilidades que satisfagan mi condici¨®n de desafortunada, no hago sino estrellarme contra el muro del silencio, el desinter¨¦s y la inoperancia.

Al d¨ªa siguiente de producirse la aver¨ªa, reclam¨¦ al servicio de atenci¨®n al cliente de Uni¨®n El¨¦ctrica Fenosa, sin recibir contestaci¨®n. Once d¨ªas despu¨¦s reclam¨¦ nuevamente y me prometieron una aclaraci¨®n que no lleg¨® a producirse. Una semana despu¨¦s volv¨ª a reclamar y al d¨ªa siguiente me citaron para una revisi¨®n que se efectu¨® el 17 de noviembre de 1995 (?qu¨¦ rapidez! ?S¨®lo 23 d¨ªas despu¨¦s de producirse la aver¨ªa!) y en la que operarios de la empresa HEMAG dictaron que el cambio de los contadores no pod¨ªa haber producido la aver¨ªa, aunque fueron incapaces de aclarar cu¨¢l pod¨ªa haber sido la causa. En fin, me siento indefensa. -