Agua en el grifo
EN MUCHOS lugares de Extremadura los vecinos se han lanzado al campo a ver llover y celebrar el efecto de la lluvia sobre los campos bald¨ªos. Despu¨¦s de casi un lustro, el fen¨®meno ha suscitado tal excitaci¨®n que el precio de las fincas se ha multiplicado por tres y los agricultores, sin m¨¢s, se han apresurado a plantar arroz, un cultivo desterrado por la sequ¨ªa en las zonas regables del Guadiana y Guadalquivir. M¨¢s de un mill¨®n de residentes en Sevilla pueden darse una ducha al regresar a sus casas por la noche: un lujo que desde mayo no pod¨ªan permitirse a cuenta de las restricciones. Los habitantes de Valdepe?as, Ciudad Real, Toledo y muchas otras peque?as poblaciones de La Mancha o Andaluc¨ªa empiezan a disfrutar de agua potable de calidad a cualquier hora del d¨ªa sin tener que depender del insano almacenamiento nocturno. Gracias a un inesperado y largo temporal, la mitad occidental de la Pen¨ªnsula (excluido C¨¢diz) recobra la normalidad en el suministro de un recurso tan imprescindible como el agua. A pesar de los perjuicios ocasionados por las inundaciones en sitios muy localizados, la lluvia se ha recibido como una bendita noticia. Los embalses situados al final de los grandes r¨ªos que desembocan en el Atl¨¢ntico est¨¢n a punto de llenarse, lo que permite abrigar esperanzas de que la agricultura pueda desquitarse de cinco a?os de sequ¨ªa, la peor de este siglo en la mitad sur.Pero esa imagen de esperanza -todav¨ªa sin despejar entre los regantes de la cuenca del Guadalquivir- poco tiene que ver con la que ofrece el territorio de la vertiente mediterr¨¢nea, desde el Ebro hasta la Costa del Sol, donde las precipitaciones han sido escasas. Un punto de partida excelente para reflexionar si es o no conveniente tender lazos de conexi¨®n entre los grandes embalses a punto de rebosar en el occidente y los vac¨ªos de Andaluc¨ªa oriental, La Mancha o Levante, tal como plantea el Plan Hidrol¨®gico Nacional. ?Se puede permitir Espa?a en este momento que los excedentes del Duero, Tajo o Guadiana fluyan al Atl¨¢ntico mientras los embalses de sus propias cabeceras o los de las cuencas mediterr¨¢neas permanecen vac¨ªos aun en invierno?
La interconexi¨®n entre las cuencas es una necesidad dif¨ªcilmente esquivable, tanto por motivos medioambientales como econ¨®micos y sociales. El Plan Hidrol¨®gico Nacional, que tanta pol¨¦mica ha suscitado el tiempos de sequ¨ªa, deber¨ªa volver a debatirse, prec¨ªsamente ahora que la opini¨®n p¨²blica ha elevado su conciencia sobre la escasez de recursos h¨ªdricos en Espa?a. La campa?a electoral es un escenario inmejorable para que los partidos pol¨ªticos, se comprometan de una vez, sin excusas, en la definici¨®n de sus posturas sobre la pol¨ªtica h¨ªdrica de este pa¨ªs, sometido a los vaivenes de una climatolog¨ªa cuya prospectiva apunta a una lenta desertificaci¨®n en su territorio m¨¢s meridional.
La sequ¨ªa ha lesionado gravemente, los cultivos de m¨¢s de seis millones de hect¨¢reas en Castilla-La Mancha, Valencia, Murcia, Extremadura, Andaluc¨ªa y Canarias. Las obras de emergencia para atender abastecimientos infradotados frente a riesgos de fuer tes sequ¨ªas han consumido inversiones superiores a los 50.000 millones de pesetas durante los ¨²ltimos cuatro a?os. El agua, por abundante que ahora parezca en algunas zonas, sigue siendo un recurso muy escaso en Espa?a, cuyo almacenamiento y uso resultan muy caros. Tan caros como los cinco billones de pesetas invertidos en la construcci¨®n de un patrimonio hidr¨¢ulico constituido por m¨¢s de mil ¨¦mbalses y medio millar de pozos, sin contar las canalizaciones.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.