TORMENTA REAL
No s¨®lo la Casa Real brit¨¢nica est¨¢ expuesta a los sinsabores ocasionados por las peripecias amorosas de sus miembros. Tambi¨¦n en Dinamarca, donde el balance del a?o que pas¨® mostr¨® un panorama de ¨¦xitos tanto desde el punto de vista de la naci¨®n como de la familia real -cumbre de las Naciones Unidas contra la pobreza, casamiento del pr¨ªncipe Joachim con Alexandra Manley, de Hong, Kong, culminaci¨®n de los estudios universitarios del pr¨ªncipe heredero, Fredrirk-, los nubarrones han aparecido en un cielo hasta ahora limpio. El motivo de ello es la elecci¨®n amorosa que ha hecho el pr¨ªncipe heredero, que choca con la tradici¨®n real y tambi¨¦n con los deseos de la reina Margrethe. El pr¨ªncipe est¨¢ enamorado de la modelo Kalja Storkhoim, y al parecer no se trata de una pasi¨®n moment¨¢nea, sino que su deseo es casarse con la que ha conquistado su coraz¨®n. Seg¨²n la tradici¨®n de la Casa Real danesa, un pr¨ªncipe heredero debe cumplir dos misiones en su vida. Una es la de tener una ocupaci¨®n adecuada a su rango en tanto llega el momento de ocupar el trono. La otra es la de formar una familia. Sobre la primera no hay problemas. Fredrirk ha aportado a la historia de la familia real el primer t¨ªtulo universitario. Sobre la segunda es donde hay problemas, ya que la elecci¨®n de la c¨®nyuge debe tener el visto bueno no s¨®lo de la reina, sino tambi¨¦n del Gobierno. Y la elecci¨®n hecha por el pr¨ªncipe no parece cumplir esos requisitos. Como una evidencia de que su pro metida no es bien recibida en la familia real se se?ala el hecho de que Katja no fue invitada a la boda de Joachim, celebrada el pasado mes de noviembre. Ante la posibilidad de que el pr¨ªncipe Fredrirk se vea enfrentado a una dram¨¢tica opci¨®n entre lo que ordena la tradici¨®n y lo que dice el coraz¨®n se abre un interrogante sobre el destino del pr¨®ximo ocupante del trono. En una entrevista aparecida en el diario Berlingske Tidende, el pr¨ªncipe fue categ¨®rico: "El coraz¨®n y no la tradici¨®n es el que decide", declar¨®. El culebr¨®n parece estar servido.-
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