C¨®ctel en el mundo de lo simp¨¢tico
Carlos Larra?aga casi se cas¨®, creo, en el ¨²ltimo cap¨ªtulo de Farmacia de guardia, de Antonio Mercero (que ahora se reanuda en Antena 3 da capo) y dej¨® una estela de admiraciones: corren a verle en el teatro Reina Victoria, donde interpreta ?Y ahora qu¨¦?, de Santiago Moncada, otro campe¨®n de taquilla. Teatro comercial: siempre fue muy necesario, y ahora se apaga, salvo en estos casos excepcionales.Es una comedia de amor y humor: un poco como gui¨®n de pel¨ªcula, o de serie. De dos personajes: maduros, un poco frustrados, con ese humor casi p¨®stumo del que abandona su personaje (su personaje le abandona a ¨¦l) a una cierta edad, y de pronto descubre que puede interpretar otro.
Carlos Larra?aga (o Andr¨¦s) es un se?orito rentista, mujeriego, de rico coche y buenos c¨®cteles; Rosa Vicente (Julia) es una jueza (se dice juez, femenino o masculino) casada con un honrado sindicalista; aprovecha su marcha a pie, que se dice, a Madrid para flirtear con el se?orito simp¨¢tico.
?Y ahora, qu¨¦?
De Santiago Moncada. Int¨¦rpretes: Carlos Larra?aga, Rosa Vicente, Victoria Oliver. Escenograf¨ªa: Ana Garay. M¨²sica: Teddy Bautista. Direcci¨®n: Carlos Larra?aga. Teatro Reina Victoria, 11 de enero de 1996.
No digo que en la descripci¨®n de los personajes, o de las situaciones, o en la alusi¨®n a las corrupciones, no, haya una intenci¨®n pol¨ªtica; da lo mismo. Todo pertenece a "los cuarenta a?os de teatro de la derecha", que dec¨ªa Monle¨®n, que fueron una gran ¨¦poca del escenario.
El caso es la transici¨®n del encuentro casual en un atasco de tr¨¢fago madrile?o, la continuidad de un amor que es casto porque es amor, la transformaci¨®n en colegiales de los maduros, el abandono y, claro, el final feliz: el reencuentro, la recuperaci¨®n del amor.
Destreza de consumo
Entre di¨¢logos de destreza profesional que tiene este escritor de cine, teatro y televisi¨®n; entre simpat¨ªa de un actor, que tambi¨¦n es un profesional de ella, y una actriz como Rosa Vicente, que demuestra lo bien que puede transmigrar de un teatro m¨¢s intelectual a este de consumo: y que entra tambi¨¦n en el mundo de lo simp¨¢tico.Todo esto tiene unos valores de explotaci¨®n, y se explota bien. Tengo la sensaci¨®n, por lo visto en un estreno prefabricado ya por la admiraci¨®n y por Antena 3, y por los buenos nombres de los int¨¦rpretes -entre los que hay que incluir a Victoria Oliver, que no se limita a ser el cuerpo que sin duda es, sino que acent¨²a como actriz real los breves caracteres de cuatro personajes- de que se hubiera agradecido una brevedad mayor en algunos parlamentos; aparte de mi sensaci¨®n, mi testimonio es el de los aplausos y las carcajadas que tuvieron todos. Un ¨¦xito.
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