Tres grandes artistas alemanes
Desde el 18 de enero permanecer¨¢ abierta al p¨²blico, en la Calcograf¨ªa Nacional (Alcal¨¢, 13, Madrid), la muestra itinerante titulada Impresionismo alem¨¢n en el arte gr¨¢fico, organizada por el Instituto Goethe, de Alemania. Se trata de una selecci¨®n de 134 grabados, aguafuertes y litograr¨ªas, en su mayor parte, de A. Liebermann.(1847-1935), M. Slevogt (1861-1932) y L. Corinth (1858-1925), tres grandes representantes del naturalismo alem¨¢n de la segunda mitad del siglo XIX, cuya obra merece la m¨¢xima difusi¨®n internacional ahora, precisamente, que est¨¢n en revisi¨®n tantas y tantas cosas del arte de nuestra ¨¦poca.Por eso mismo, me ha extra?ado la insistencia en el empe?o de seguir presentando a estos artistas como impresionistas, un t¨®pico explicable cuando algunos de los artistas franceses implicados en dicha t¨¦cnica constitu¨ªan un pol¨¦mico santo y se?a de la vanguardia del pasado fin de siglo, algo que pas¨® a la historia hace ya mucho.
Hago esta advertencia para defender la personalidad de estos tres grandes artistas y, sobre todo, la original senda que iniciaron, que rendir¨¢ sus frutos, primero, con los expresionistas de comienzos de nuestro siglo, y, despu¨¦s, en la Rep¨²blica de Weimar, con figuras del calado de Dix o Grosz.
Por otra parte, aunque alguno de estos tres artistas -Corinth, sobre todo- fue un formidable colorista, tambi¨¦n dentro de una gama muy germ¨¢nica, y la exposici¨®n que comentamos es de obra gr¨¢fica, no se puede ignorar que el vanguardista arte alem¨¢n hizo algunas de sus mejores aportaciones precisamente a trav¨¦s del grabado.
Si al comienzo he calificado a es tos tres artistas de naturalistas y, despu¨¦s, de alemanes, dando a la nacionalidad un sentido m¨¢s all¨¢ de la mera filiaci¨®n, es porque orientan su obra al registro visual y ps¨ªquico, de lo que supuso el advenimiento de la modernidad al pol¨ªticamente naciente Estado de Alemania, con todas sus convulsiones sociales, econ¨®micas y psicol¨®gicas.
A trav¨¦s de esta muestra, adem¨¢s de reconocerse el eco hist¨®rico de la antigua identidad art¨ªstica germ¨¢nica, g¨®tica, expresionista y lineal, vemos desparramarse el escenario contempor¨¢neo, con su cr¨®nica implacable de violencia y tensi¨®n subjetiva, cual una suerte de amanecer de ulteriores clarividencias, a medias entre la denuncia y la asunci¨®n fatal del puro horror de esa apocal¨ªptica y doble tragedia del pueblo alem¨¢n en el siglo XX. ?Impresionismo? Pues me parece que otra cosa y mucho m¨¢s grave.
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