Intimidad violentada

El pasado d¨ªa 8 recib¨ª en mi casa una extra?a carta enviada desde Barcelona. El membrete ten¨ªa la foto de un vidente, Don Chris, dirigida personalmente a m¨ª. La carta, escrita a mano, estaba redacta da con un ligero tono amenaza dor. Su autor, un hipnotel¨¦pata me se?alaba en ella que hab¨ªa tenido videncias sobre m¨ª, que yo era tina persona nacida para sufrir y que si no solicitaba mi an¨¢lisis profundo del futuro (12.000 pesetas normalmente, pero, para m¨ª, por 2.150 pesetas m¨¢s 800 de gastos de env¨ªo y otros muchos gastos m¨¢s) nunca m¨¢s volver¨ªa a tener la oportunidad de cambiar mi destino fatal: "No te quiero asustar, pero este periodo de suerte puede ser uno de los ¨²ltimos que podr¨¢ cambiar tu vida. ?Reacciona y resp¨®ndeme ahora, es muy importante, (...) soy el ¨²nico que puede ayudarte".Entre otras cosas, me adelanta mis "n¨²meros de la suerte y de la esperanza" para que pueda "jugar a mi juego preferido". Odio los juegos de azar y considero una violaci¨®n el hecho de que me hablen de mi futuro sin mi consentimiento. ?sta es una nueva forma de violentar la intimidad de las personas. No creo en absoluto que un vidente, tel¨¦pata, parapsic¨®logo y estrella de la televisi¨®n como se califica Don Chris pueda adivinar mi futuro sin conocerme m¨¢s que a trav¨¦s de un listado que ha adquirido a cualquier empresa que tenga mis datos informatizados. Las autoridades deber¨ªan proteger a aquellos que no desean conocer su futuro, sino construirlo d¨ªa a d¨ªa por s¨ª mismos, de estos h¨¢biles manipuladores de las mentes m¨¢s inocentes e ignorantes. Basta con ver las fotos de los testimonios que me manda, de mujeres humildes que le adoran por haber arreglado, supuestamente, sus vidas.- .