"Antonio Banderas no debe saber lo que es el Instituto"
Ye de Canero, Oviedo doctora en Ciencias, profesora de investigaci¨®n en el Centro de Biolog¨ªa Molecular Severe Ochoa. Autora de 200 publicaciones, y m¨¢s. Miembro de la European Molecular Biology Organization, de la Real Academia de Ciencias Exactas" de la European Science and Technology de la Comisi¨®n de las Comunidades Europeas, y m¨¢s y m¨¢s. Y ahora se ha sentado en el sill¨®n de presidenta del Instituto de Espa?a, coordinador de los trabajos de las ocho Reales Academias existentes: Espa?ola, Bellas Artes... Es la primera mujer que llega all¨ª.
Pregunta. ?Es feliz?
Respuesta. S¨ª.
P. ?Por qu¨¦?
R. Por hacer lo que me gusta.
P. ?Cu¨¢les son las relaciones entre la ciencia y Espa?a?
R. Necesitan relaciones.
P. ?Es forofa del Atl¨¦tico o del Madrid?
R. Soy del Gij¨®n, te¨®ricamente, porque no voy nunca.
P. Cuando se dice tal banco, en 1995, gan¨® 27.000 millones de pesetas, ?es verdad o no?
R. No lo s¨¦, de verdad.
P. Yo amo las rebajas. ?Usted?
R. No.
P. Yo amo los deportes, ?me bendice?
R. S¨ª.
P. Yo amo la calidad...
R. Yo tambi¨¦n.
P. Yo amo la garant¨ªa...
R. Yo quiero que no me metan gato por liebre.
P. Yo amo el precio...
R. Yo no especialmente.
P. Ver¨¢; todos estos amores los he copiado de un anuncio de El Corte Ingl¨¦s. ?En qu¨¦ academia sit¨²a el antedicho?
R. Habr¨ªa que crear una academia ad hoc.
P. Se?ora pionera de la biolog¨ªa molecular en Espa?a, diga un piropo a los que no sabemos nada, o casi nada.
R. Ahora aprender¨¦is.
P. Antonio Banderas publicita en EE UU el jam¨®n y el aceite de oliva, y no el Instituto.
R. Porque Banderas no debe de conocer el Instituto de Espa?a.
P. En un debate entre usted, Aznar y Gonz¨¢lez, ?qu¨¦ dir¨ªa?
R. ?Por qu¨¦ no introducen la ciencia como tema esencial en sus programas?
P. ?Sabe hacer una tarta de manzana?
R. No.
P. Usted m¨¢s su marido, Eladio Vi?uela, tambi¨¦n investigador, ?es una suma o la apoteosis de amor?
R. Es m¨¢s que una suma de investigaci¨®n y de amor.
P. Se nace, se llega a premio Nobel, como Ochoa, su maestro, ?y luego?
R. Se sigue trabajando.
P. ?Aceptar¨ªa celebrar su primer centenario de vida?
R. S¨ª.
P. El amor entre su marido y usted parece una carta de amor diaria, ?lo es?
R. S¨ª, lo es.
P. ?Sufri¨® el machismo?
R. S¨ª. En mis comienzos, siendo novios, se dirig¨ªan a Eladio para hablar de mi tesis.
P. ?Le encanta el guirigay electoral presente?
R. No, me cansan las acusaciones mutuas.
P. Investigaci¨®n aparte, ?qu¨¦ le qued¨® de EE UU?
R. La gran cultura human¨ªstica.
P. ?Qu¨¦ detest¨®?
R. La excesiva agresividad para triunfar.
P. Usted fue ferviente lectora de Simone de Beauvoir, ?sabe que fue posiblemente la mujer m¨¢s cornuda del mundo?
R. No, pero me encantaba.
P. ?Sabe que su marido, Sartre, dec¨ªa que "a las mujeres hay que enga?arlas a todas"?
R. Sab¨ªa de su machismo.
P. ?C¨®mo lleg¨® a agn¨®stica?
R. Fue despu¨¦s de salir del colegio.
P. Magic Johnson, con sida, vuelve a jugar: ?es la medicina, un milagro o la locura?
R. Quiz¨¢ es la medicina.
P. Dado su apasionado amor con su marido, ?le ir¨ªa una revista del coraz¨®n?
R. No, mis revistas son otras.
P. El d¨ªa que su marido descubra la vacuna contra el virus de la peste porcina africana, ?le regalar¨¢ unos gemelos o pasear¨¢n cogidos de la mano, mir¨¢ndose a hurtadillas?
R. Lo segundo.
P. ?Es una canallada el paso de los d¨ªas?
R. S¨ª, pero existe el d¨ªa siguiente.
P. ?Qu¨¦ virus padecen las ocho academias que tutelar¨¢?
R. Incomunicaci¨®n con la sociedad.
P. ?La Real de Historia no tiene algo de sal¨®n de cotilleo?
R. No, rotundamente.
P. ?La de Ciencias Morales y Pol¨ªticas tiene que ver con el Gobierno de la naci¨®n?
R. No.
P. Su labor, ahora, consiste en la integraci¨®n real de la ciencia y la tecnolog¨ªa en la cultura: ?consultar¨¢ a la almohada?
R. Mi consulta est¨¢ abierta.
P. Conseguir eso ser¨ªa derrumbar todo el entramado pol¨ªtico-docente-laboral de la sociedad: ?qu¨¦ hay en sus sesos?
R. Lucha para conseguirlo.
P. ?Cu¨¢ndo bail¨® el ¨²ltimo baile?
R. En Nochevieja.
P. ?La prensa sabe del Instituto?
R. Los periodistas s¨ª, las empresas de comunicaci¨®n deber¨ªan apostar.
P. ?Cu¨¢ntos cient¨ªficos est¨¢n la altura de las entendederas de los ni?os?
R. Tenemos que aprender.
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