Jes¨²s Gil pega el petardo
Valdeolivas / Pura, Chamaqui, Ortega
Novillos de Valdeolivas (5? devuelto), bien presentados e inv¨¢lidos, excepto el sobrero, con genio. Juan de Pura: dos pinchazos, estocada, tres descabellos -aviso- y descabello (silencio); estocada honda y rueda insistente de peones (vuelta). Chamaqui: pinchazo, estocada, rueda de peones -aviso con retraso- y dobla el toro (silencio); pinchazo y estocada (palmas y saluda). Cham¨®n Ortega: pinchazo hondo ladeado, rueda de peones, dos pinchazos y estocada corta ca¨ªda (silencio); pinchazo -aviso-, estocada honda ca¨ªda y rueda insistente de peones (palmas). Plaza de Valdemorillo, 9 de febrero. 3? corrrida de feria. Cerca del lleno.
El a?o pasado los toros de Jes¨²s Gil, hierro Valdeolivas, fueron triunfadores de la feria valdemorillana y este a?o han pegado el petardo. Los toros de Jes¨²s Gil, bien presentados, en realidad no val¨ªan un duro. Los toros de Jes¨²s Gil apenas comparec¨ªan en la arena ya estaban dando tumbos, se ca¨ªan y a muchos de ellos hubieron de levantarlos las cuadrillas tir¨¢ndoles del rabo.Si los toros se caen, ya pueden buscarles excusas los taurinos, ya pueden poner posturas aflamencadas los toreros, ya puede la autoridad disimular silbando El sitio de Zaragoza, ya puede el due?o de los subproductos saludar a la afici¨®n, ya pueden componer poemas los revisteros ¨¢ulicos, ya pueden todos decir misa, que el suceso ese llamado corrida de toros o novillada -cual era el caso- es un soberano aburrimiento.
Es un aburrimiento soberano y, adem¨¢s, un suceso hortera, repulsivo e intolerable, merecedor de castigo y prohibici¨®n. A muchos de entre barreras y fuera de ellas pareci¨® darles lo mismo, entre otros a Jes¨²s Gil, presidente del Atl¨¦tico de Madrid. Lleg¨® en loor de multitud y deb¨ªa de estar en la gloria sintiendo el calor popular que suscitaba su fama. Los tres espadas le brindaron un toro, como cuando va el Rey, se reproduc¨ªan entonces los aplausos y saludaba en tomo con expresi¨®n de modestia a duras penas contenida. Igual que una novicia piropeada saludaba Jes¨²s Gil.
Quiere decir que su rostro se le arrebolaba un poco. O quiz¨¢ ser¨ªa por el fr¨ªo serrano. Se duda que fuera tambi¨¦n por el bochorno de aquella novillada podrida e inservible. Un ganadero con la dignidad propia de los de su ramo se habr¨ªa ido de all¨ª, muerto de verg¨¹enza. Claro que Jes¨²s Gil no es ganadero en sentido estricto. A lo mejor le daba igual toro que tora y le complac¨ªa ver a los novilleros tan relajados y compuestos d¨¢ndoles pases a los novillos reptantes, ag¨®nicos e inofensivos.
Juan de Pura los instrumentaba con indudable corte torero; relajado y gustoso para colocarse, citar y embarcar cad¨¢veres. Chamaqui con aplomo y arte en la interpretaci¨®n del toreo al natural cuando rara vez consegu¨ªa recuperar un h¨¢lito de vida el novillo en coma. Cham¨®n Ortega componiendo posturas acad¨¦micas, y aunque no, si el especimen sacaba la casta remota de sus ancestros.
La sorpresa fue que entre tanto inv¨¢lido saliera alg¨²n novillo encastado. El sexto, por ejemplo, que desbord¨® al voluntarioso Cham¨®n y, sobre todo, el quinto, sobrero de otro inv¨¢lido. Animal de irreprochable trap¨ªo, ese quinto se mantuvo enterizo, present¨® pelea y achuch¨® a Chamaqui quien, falto de recursos, sorte¨® sus fieras embestidas y bastante hizo, el hombre, mat¨¢ndolo de certero estoconazo.
La afici¨®n estuvo encantada con esos ejemplares encastados que sacaban del sopor a la novillada insoportable, mientras los taurinos dec¨ªan que Jes¨²s Gil hab¨ªa pegado el petardo justo por traer esos dos novillos, tan duros, codiciosos y desabridos. Aficionados y taurinos no tiene la misma concepci¨®n de la fiesta, evidentemente. Aficionados y taurinos siempre est¨¢n en desacuerdo y se miran de trav¨¦s. Son como los Capuletos y los Montescos.
Babelia
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