El interrogante ruso
LAS ELECCIONES presidenciales rusas a celebrar el 16 de junio pr¨®ximo inquietan en Occidente desde mucho antes de convocarse. Y la candidatura de Yeltsin, ya oficial, no supone el alivio que podr¨ªa haber sido hace unos a?os. La evoluci¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs en los ¨²ltimos dos a?os, su inestabilidad y la de su propio presidente es quiz¨¢s el mayor y m¨¢s grave interrogante para el futuro de la seguridad de Europa.La rutina tiene un peso aplastante en la pol¨ªtica. En Estados Unidos y en la Uni¨®n Europea hay gran propensi¨®n a jugar la carta de Yeltsin, aunque s¨®lo se base ya en cierta convicci¨®n de que todas las dem¨¢s opciones parecen peor que la suya. El temor a que le suceda el l¨ªder comunista Ziug¨¢nov es el mayor argumento electoral del actual presidente. Es dif¨ªcil pensar en Yeltsin como la mejor soluci¨®n para Rusia, aunque sea evidente que las hay peores. Y, aunque parezca improbable, no puede descartarse que en los cuatro meses que restan hasta las elecciones' se pueden perfilar otras que no obliguen a elegir entre lo malo y lo peor.
Las fuerzas reformistas no han sido capaces de elaborar una alternativa viable. Pero se perfila un nuevo l¨ªder con el gobernador de Nijni-Novgorod, Nemtsov, que ha presentado a Yeltsin un mill¨®n de firmas pidiendo el fin de la guerra de Chechenia y realizado as¨ª un audaz gesto pol¨ªtico. Chechenia ser¨¢ cuesti¨®n clave en la campa?a. Yeltsin ha encargado al primer ministro Chernomirdin que busque un compromiso. Amenazar al jefe checheno Dud¨¢iev con el fusilamiento, como hace Yeltsin, no parece receta ideal para lograrlo.
Es un hecho que Yeltsin, en su af¨¢n por desactivar la amenaza involucionista, se ha puesto al menos en parte a la cabeza de la misma. Su Gobierno ha sido depurado de reformistas. Su pol¨ªtica exterior la dirige un antiguo jefe del KGB, Primakov, que jam¨¢s se ha distanciado del r¨¦gimen sovi¨¦tico. Y el veto a la ampliaci¨®n de la OTAN demuestra que Mosc¨² a¨²n considera limitadas las soberan¨ªas de los Estados centroeuropeos. Ante perspectivas tan poco halag¨¹e?as, Occidente deber¨ªa tener dise?ada una pol¨ªtica hacia Rusia. Para que el nuevo presidente sepa que Rusia s¨®lo puede beneficiarse de buenas relaciones con Occidente y que ¨¦stas se basan en gran medida en su opci¨®n ref¨®rmista y democr¨¢tica.
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