Los populares quieren que el comercio con el extranjero dependa de Asuntos Exteriores

"El primer deber de un embajador espa?ol en el extranjero es crear empleo en Espa?a", afirm¨® en privado en su despacho Javier Solana al poco tiempo de ser nombrado titular de Asuntos Exteriores, en junio de 1992. Los socialistas no han convertido el departamento en un instrumento para apoyar la exportaci¨®n de productos made in Spain, pero los populares se han apropiado de esa idea y quieren ponerla en pr¨¢ctica si ganan las elecciones.La idea se apunta en el programa electoral del Partido Popular, que recoge la iniciativa de reforzar el Ministerio de Exteriores teniendo en cuenta "la internacionalizaci¨®n de la econom¨ªa" y el auge de "la diplomacia econ¨®mica internacional".

Javier Rup¨¦rez, portavoz del PP en la Comisi¨®n de Exteriores del Congreso de los Diputados, desarrolla la idea la Secretar¨ªa de Estado de Comercio Exterior se integrar¨¢ en Asuntos Exteriores, y se fusionar¨¢n los 711 diplom¨¢ticos en activo y los 239 t¨¦cnicos comerciales del Estado. Las 87 consejer¨ªas comerciales en el extranjero se mantendr¨¢n junto a las 97 embajadas.

S¨®lo la Direcci¨®n General de Comercio Interior, que ahora carece pr¨¢cticamente de competencias y en la que trabaja un solo t¨¦cnico, permanecer¨ªa adscrita a un ministerio econ¨®mico: Industria o Econom¨ªa. El l¨ªder del PP, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, ha confirmado impl¨ªcitamente el proyecto cuando el 22 de diciembre declar¨® que su Gobierno s¨®lo tendr¨ªa 14 ministerios.

El actual titular socialista de Comercio y Turismo, Javier G¨®mez Navarro, ya ha puesto el grito en el cielo. "La desaparici¨®n del departamento", dijo el martes pasado, "ser¨ªa dram¨¢tica para las empresas espa?olas y para la internacionalizaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola".

Detr¨¢s del proyecto subyace la idea de que embajadas y consulados deben ponerse crecientemente al servicio de la exportaci¨®n e inversi¨®n, sobre todo en pa¨ªses del Tercer Mundo o en aquellos con una econom¨ªa estatalizada, donde pueden ser de gran ayuda para que las empresas se abran camino.

El segundo objetivo es unificar la cooperaci¨®n, traspasando a la Secretar¨ªa de Estado de Cooperaci¨®n Internacional, que depende de Exteriores, los cr¨¦ditos blandos del Fondo de Ayuda al Desarrollo (FAD), que actualmente administra Comercio. Se trata, por ¨²ltimo, de disponer de m¨¢s personal para representar a Espa?a en organismos internacionales de car¨¢cter econ¨®mico (Comisi¨®n Europea, OMC, agencias de la ONU).

A los t¨¦cnicos comerciales la iniciativa no les seduce en absoluto. Argumentan en contra que casi ning¨²n pa¨ªs europeo, excepto Suecia, ha fusionado ambos ministerios y se?alan que, durante su carrera, pasan m¨¢s a?os que los diplom¨¢ticos en Espa?a y est¨¢n m¨¢s insertados en el tejido econ¨®mico y empresarial espa?ol. Temen, adem¨¢s, cobrar menos, dentro y fuera de Espa?a, al ser equiparados a los diplom¨¢ticos.

No todo son inconvenientes. Hasta ahora los t¨¦cnicos comerciales no pod¨ªan rebasar el rango de consejeros, pero la fusi¨®n de ambos cuerpos les permitir¨ªa llegar a embajadores.

Los diplom¨¢ticos, en cambio, brindan en su mayor¨ªa una buena acogida al proyecto, acaso porque lo consideran m¨¢s una absorci¨®n que una fusi¨®n. Los j¨®venes, en especial, creen que la incorporaci¨®n de los t¨¦cnicos acabar¨ªa de convencer a la carrera diplom¨¢tica de que debe reorientar su actividad y secundar m¨¢s en¨¦rgicamente a las empresas.