Croacia
Los art¨ªculos como Los locos de Tomislav (EL PA¨ªS del pasado 9 de febrero) no ayudan a sus estimados lectores a comprender qu¨¦ es lo que est¨¢ ocurriendo en Bosnia y por qu¨¦. Nadie en Croacia defiende el ataque al se?or Koschnik en Mostar. Todo lo contrario. Tanto si las protestas en Mostar son justificables o no, el ataque no es la manera de solucionar el problema.Pero ?por qu¨¦ relacionar este incidente con la actuaci¨®n del Gobierno en Zagreb y sacar conclusiones como "es imposible conseguir de las autoridades de Zagreb una reflexi¨®n autocr¨ªtica sobre el r¨¦gimen ustachi de Ante Pavelic, que durante la II Guerra Mundial colabor¨® con los nazis y abri¨® en Jasenovac su propio campo de exterminio", donde, seg¨²n el presidente Franjo Tudjman, "no fueron asesinados tantos serbios, musulmanes, jud¨ªos y gitanos como se dice"? El Gobierno croata y su presidente no son herederos del r¨¦gimen kwisling de Pavelic, uno de los muchos de este tipo que hubo en Europa durante la II Guerra Mundial. El presidente Tudjman luch¨® personalmente contra ese r¨¦gimen, junto con muchos otros croatas. En el territorio de la ex Pasa a la p¨¢gina siguiente
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Yugoslavia fueron los croatas los que ofrecieron la mayor resistencia al fascismo. El autor del art¨ªculo no lo menciona, y de esta manera identifica a todo un pueblo con un r¨¦gimen que este pueblo ha condenado. Para los lectores de EL PA?S puede tambi¨¦n resultar interesante el siguiente dato: entre 1936 y 1939, un total de 523 croatas lucharon por la Rep¨²blica espa?ola.
El campo de concentraci¨®n de Jasenovac es, indudablemente, una enorme tragedia, incluso si en ¨¦l hubiera muerto una sola v¨ªctima. Pero ?por qu¨¦ no menciona el autor que en Jasenovac perecieron asimismo muchos antifascistas croatas? Presentando las cosas de esta manera, el autor identifica, una vez m¨¢s, al pueblo con un r¨¦gimen t¨ªtere. Y cuando habla del n¨²mero de v¨ªctimas podr¨ªa consultar otras fuentes, como, ipor ejemplo, el cient¨ªfico serbio Bogoljub Kocovic -Zrtve drugog svetskog rata u Jugoslaviji (Las v¨ªctimas de la II Guerra Mundial en Yugoslav¨ªa. Nase Elelo. Londres, 1985)-, y no s¨®lo la propaganda comunista, o sea, "como se dice". La gran mayor¨ªa del pueblo croata, serbio y musulm¨¢n en Bosnia y Herzegovina desea paz, y creemos que ella llegar¨¢ pronto. Pero esta causa no se ver¨¢ apoyada por los art¨ªculos que tratan unos incidentes actuales sirvi¨¦ndose de semiverdades y falsedades que la propaganda yugoslava utiliz¨® durante 50 a?os, identificando a los croatas con fascistas-
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