Violencia y desesperaci¨®n en el exodo serbobosnio de los barrios de Sarajevo
Este enviado especial y su traductora croata fueron ayer sacados a punta de pistola del coche en que se dirig¨ªan aliarajevo en el suburbio serbio de pistola. Los asaltantes, que huyeron inmediatamente en el veh¨ªculo robado hacia los vericuetos de Ilidza, fueron encontrados casualmente minutos despu¨¦s por una patrulla d¨¦ la OTAN, que emprendi¨® su caza por las nevadas callejuelas del distrito serbio. El incidente, que seg¨²n la polic¨ªa internacional que patrulla la capital bosnia no es el ¨²nico de esta naturaleza ocurrido ayer en llidza, refleja el grado de desesperaci¨®n y violencia de algunos serbios para hacerse con veh¨ªculos o dinero que les permitan evacuar los barrios de Sarajevo que tienen que entregar antes del 20 de marzo al Gobierno de sus enemigos.
ENVIADO ESPECIAL
Tras una persecuci¨®n de varios minutos, en la que el coche robado alcanz¨® de refil¨®n a otro par de veh¨ªculos y el Land Rover perseguidor estuvo a punto de volcar, los pistoleros serbios abandonaron el autom¨®vil robado y huyeron a pie.Un comandante de la gendarmer¨ªa francesa y dos cabos de la polic¨ªa militar brit¨¢nica les siguieron a la carrera con sus armas montadas hasta capturar a uno de ellos. Al serbio detenido le fue ocupada una pistola yugoslava con un cargador intacto. Su compinche, que logr¨® escapar, empu?aba cuando se perpetr¨® el asalto un subfusil y una pistola. Ambos vest¨ªan de civiles.
La fiebre de huida ha alcanzado tales proporciones que el jefe de la operaci¨®n de la OTAN en Bosnia,, almirante Leighton Smith, autoriz¨® el uso de veh¨ªculos militares serbobosnios para transportar los enseres de la poblaci¨®n civil una vez restablecidos ayer los contactos entre las dos partes.
Las tropas de la Alianza ayudar¨¢n en el desplazamiento de estas caravanas de desesperados. Smith visit¨® en compa?¨ªa de Momcilo Krajisnik, jefe del Parlarnento de Pale, los distritos de Sarajevo que pasar¨¢n antes del 20 de marzo al pleno control de la federaci¨®n de musulmanes y croatas.
El asalto armado contra el equipo de EL PA?S se produjo a primera hora de la tarde en una ruta transitada, cuando este enviado y su int¨¦rprete intentaban quitar unas cadenas para la nieve en un arc¨¦n de la carretera que une Hadzici. con llidza y Sarajevo. Dos hombres j¨®venes descendieron de un peque?o coche blanco. Mientras uno vigilaba la carretera, el otro, armado con un subfusil y una pistola, enca?on¨® con ¨¦sta a la mujer croata. Todo transcurri¨®, en segundos. Los asaltantes huyeron a toda velocidad con las cadenas a medio quitar. En el veh¨ªculo robado estaban todas las pertenencias profesionales y personales de ambos.
Patrulla de la OTAN -
Muy pocos minutos despu¨¦s una patrulla de la OTAN que circulaba en direcci¨®n contraria fue puesta en antecedentes de lo sucedido. La casualidad quiso que desde el Land Rover de la Polic¨ªa Militar que nos conduc¨ªa a un puesto de ayuda avist¨¢ramos a lo lejos el coche arrebatado por las armas. Para entonces, los dos asaltantes serbios, ninguno mayor de 30 a?os y que deb¨ªan sentirse seguros en su territorio, hab¨ªan quitado ya las placas de matr¨ªcula.
El comandante Jean Claude Gontier orden¨® a sus hombres la persecuci¨®n del veh¨ªculo robado, que se internaba por zonas cada vez menos habitadas de llidza, y seg¨²n el cabo brit¨¢nico Michael Reriwick probablemente minadas. Los asaltantes supieron que eran perseguidos cuando el todo terreno de la polic¨ªa militar prendi¨® su sirena. La persecuci¨®n por el baluarte serbio de llidza cobr¨® entonces, ribetes cinematogr¨¢ficos. Un jeep en el que el tambi¨¦n cabo Mark Perkins, sentado atr¨¢s con los periodistas, hab¨ªa montado ya su fusil de asalto intentaba cazar peligrosamente por callejuelas nevadas y transitadas a un coche potente pero cuyas cadenas todav¨ªa enganchadas, le imped¨ªan cobrar velocidad.
El veh¨ªculo de la OTAN ganaba terreno en la nieve y los asaltantes serbios se vieron vencidos. Abandonaron entonces el coche de EL PA?S y huyeron en la misma direcci¨®n. Antes de que el Land Rover brit¨¢nico se hubiera detenido del todo, el cabo Perkins estaba en el suelo dando el alto con su fusil montado. El comandante de la gendarmer¨ªa y el cabo conductor brit¨¢nico se unieron a la carrera a la persecuci¨®n, que acab¨® diez o quince minutos despu¨¦s con la captura de uno de los asaltantes. Era el m¨¢s joven y en un momento determinado se puso de rodillas y balbuci¨® en ingl¨¦s que no iba armado, que s¨®lo su jefe y compa?ero hu¨ªdo lo estaba. El oficial franc¨¦s espos¨® al detenido y le ocup¨® una pistola y un cargador sin usar. Poco despu¨¦s era conducido, siguiendo las normas, a la comisar¨ªa serbia de llidza, donde fue entregado a media tarde.
Las calles de este baluarte serbio en Sarajevo, donde el ¨¦xodo se acent¨²a a medida que se acerca la fecha en que debe ser entregado al Gobierno de la Federaci¨®n bosnia, ofrec¨ªan ayer un aspecto estremecedor. Filas de veh¨ªculos cargados de enseres bajo la nieve, bloqueaban la carretera hacia Pale, la vecina capital administrativa de los serbobosnios. Carritos tirados por burros o bueyes, camiones, coches renqueantes, se alineaban en una procesi¨®n sin esperanza que la polic¨ªa internacional intentaba ordenar con la ayuda de la serbia.
En las aceras de la calle principal, mujeres y hombres de aire exhausto y derrotado, como todo en el entorno, venden sentados en cajones, junto a improvisadas hogueras, garrafas de pl¨¢stico con unos pocos litros de gasolina o gas¨®leo. No importa su precio astron¨®mico, los que se van de llidza lo compran todo. Para muchos de ellos, que ocuparon hace m¨¢s de tres a?os las casas de otros, musulmanes y croatas, expulsados por sus ca?ones, no es m¨¢s que un par¨¦ntesis entre uno y otro ¨¦xodo.
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