Pagar con la misma moneda, una meta dif¨ªcil
Estudiante de Econ¨®micasDirector de un restaurante en Madrid
La moneda ¨²nica europea, que se pensaba ser¨ªa uno de los temas m¨¢s presentes en la campana electoral, ha desaparecido de los m¨ªtines. Maastricht ha quedado relegado en la campa?a, pese a la cercan¨ªa de la fecha prevista para la introducci¨®n de la moneda ¨²nica -enero de 1999- que la cumbre de la UE celebrada en diciembre en Madrid bautiz¨® como euro. De entre las grandes forma ciones, s¨®lo IU se opone a los criterios de convergencia que esta blece el Tratado de Maastricht como condiciones indispensables, para alcanzar el euro Izquierda. Unida considera que atentan, contra los intereses de los trabajadores. El PSOE y el PP expresan en sus programas la firme convicci¨®n de que hay que converger y, estar en el grupo de pa¨ªses que formar¨¢n1a uni¨®n monetaria en 1999.
La pol¨¦mica, que apenas se da en la campa?a, ha surgido en ¨¢mbitos como el empresarial, propiciada por el cambio de posici¨®n del ex ministro socialista de Econom¨ªa Miguel Boyer. Antiguo defensor y dise?ador de la uni¨®n monetaria, hoy es un firme detractor, entre otras cosas, por entender que prescindir del tipo de cambio es prescindir de un instrumento fundamental de ajuste econ¨®mico y ceder soberan¨ªa.
Las declaraciones de Boyer, inmediatamente replicadas por el gobernador del Banco de Espa?a, Luis ?ngel Rojo, han abierto en Espa?a una discusi¨®n que ya se produc¨ªa en el resto de Europa. Los contrarios al euro han empezado a asomar la cabeza, y entre ellos se encuentra el C¨ªrculo de Empresarios, cr¨ªtico sobre la bondad del euro, aunque considera favorablemente la convergencia. El Instituto de Estudios Econ¨®micos y el C¨ªrculo de Econom¨ªa son proeuro.
En opini¨®n del PSOE, el PP y muchos expertos, Espa?a puede formar parte del grupo de cabeza en la creaci¨®n del espaci¨® monetario europeo si sigue una pol¨ªtica de rigor presupuestario. El d¨¦ficit p¨²blico (el de todas las administraciones) desciende desde 1994. Ese a?o alcanz¨® el 6,9% sobre el PIB, en 1995 fue del 5,9%, y este a?o el objetivo es el 4,4%. La inflaci¨®n ha bajado en enero hasta el 3,9%, la tasa m¨¢s baja de los ¨²ltimos 27 a?os, y el diferencial de tipos de inter¨¦s con Alemania, que. mide la confianza de los inversores en este pa¨ªs, se situ¨® el pasado viernes en 3,41 puntos, el m¨¢s bajo en 20 meses,
Se va por buen camino. Pero cualquier desviaci¨®n del mismo ser¨ªa duramente penalizada por los mercados, y el euro se escapar¨ªa de las manos. De ah¨ª la expectaci¨®n frente a los presupuestos que prepare el nuevo Gobierno para 1997. Ser¨¢n decisivos para converger y entrar en la uni¨®n monetaria en 1999.
Ricardo Cardona
Presidente de una 'pyme' exportadoraA Ricardo Cardona, industrial textil desde hace 35 a?os, la uni¨®n monetaria le parece un gran proyecto plagado de obst¨¢culos. El empresario, presidente de Paduana -sociedad radicada en Ontinyent (Valencia) que factura 3.000 millones anuales, y emplea a 200 operarios-, considera una "ardua labor" que pa¨ªses con realidades econ¨®micas tan dispares lleguen en igual plazo a un mismo obietivo.
"Pienso que para cumplir los criterios de convergencia, nuestro pa¨ªs debe adoptar medidas muy dr¨¢sticas y no s¨¦ si a corto-plazo no nos arrepentiremos". Al hablar de pros y contras afirma que "habr¨¢ unas reglas de juego m¨¢s transparentes; habr¨¢ menos costes en las transacciones mercantiles, pero no todos los pa¨ªses miembros dispondremos de las mismas oportunidades para, competir en ese futuro espacio".
Virginia Amaro
"Ser¨¢ dif¨ªcil, pero se conseguir¨¢". Virginia Amaro, de 19 a?os, estudiante de segundo de Econ¨®micas y Empresariales en la Universidad de Sevilla, cree que Espa?a lograr¨¢ cumplir los criterios de convergencia que le permitir¨¢n acceder a la moneda ¨²nica, el euro. "Con una pol¨ªtica de sacrificio se conseguir¨¢", afirma. Virginia estima, no obstante, que Espa?a no saldr¨¢ favorecida con la moneda ¨²nica. "En la Uni¨®n Europea hay pa¨ªses, como Alemania, que tienen una econom¨ªa muy fuerte y que podr¨¢n entrar sin problemas. Sin embargo, nuestro pa¨ªs tendr¨¢ que hacer un esfuerzo demasiado importante", a?ade la estudiante. Virginia cree que "a la gente normal" no le interesa la pol¨¦mica sobre si Espa?a debe entrar en la moneda ¨²nica en el plazo previsto, el 1 de enero de 1999, o si debe retrasar su ingreso en la uni¨®n monetaria.
Gustavo Gorostegui
Gustavo Gorostegui, de 31 a?os, dirige un restaurante de moda en Madrid y afirma sentirse "un tanto confundido" sobre la uni¨®n monetaria. "Hay demasiada informaci¨®n, pero nada clara". Esa confusi¨®n le lleva a no aventurar un pron¨®stico sobre si Espa?a saldr¨¢ o no beneficiada por la adopci¨®n de la moneda ¨²nica. "Creo que los expertos lo sabr¨¢n, pero dudo que la gente norma? pueda calibrarlo. Ni si ser¨¢ beneficioso ni si Espa?a est¨¢ preparada para ingresar en ese proyecto".No duda al afirmar, sin embargo, que el euro ser¨¢ una realidad, aunque cree que fraguar¨¢ m¨¢s, tarde de lo previsto. "Primero dijeron que en 1997, luego que en 1999... pero se har¨¢". ?Por qu¨¦? Porque hay voluntad de llegar a la moneda ¨²nica y, casi casi, porque lo propicia el devenir de la historia. "Hace a?os no parec¨ªa posible la Comunidad Europea y se hizo, ?no?".
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