Tragedia en Bail¨¦n
NUEVAMENTE, UN accidente de tr¨¢fico de un autob¨²s de pasajeros ha provocado una tragedia colectiva. Y en esta ocasi¨®n agravada a¨²n m¨¢s por el v¨ªnculo familiar de muchas de las v¨ªctimas y por la perternencia de todas ellas a una misma poblaci¨®n. Los habitantes de Bail¨¦n, en la provincia de Ja¨¦n, viven sumidos desde la noche del pasado mi¨¦rcoles en un duelo compartido por lazos de sangre y relaciones de vecindad con los 29 convecinos que perdieron la vida en la inmensa bola de fuego en que se convirti¨® el autocar en el que volv¨ªan a sus casas tras una excursi¨®n en Sierra Nevada.Ante accidentes de tr¨¢fico en los que las v¨ªctimas se cuentan por decenas como el. de Bail¨¦n, las preguntas sin respuesta se acumulan. ?C¨®mo pudo suceder? Y, sobre todo, ?no hubo forma de evitarlo o limitar al menos la magnitud de sus dram¨¢ticos efectos? Siempre existe la tentaci¨®n de atribuirlos a la fatalidad. Pero ¨¦sta llega en la mayor¨ªa de los casos de la mano de la negligencia o el error humanos, el fallo mec¨¢nico o la ausencia de medidas de seguridad capaces de reducir los riesgos potencia les siempre existentes en la carretera.
El autob¨²s siniestrado ten¨ªa todos los papeles en regla y estaba dotado de los m¨¢s modernos instrumentos de seguridad, como botones para abrir las puertas, adem¨¢s de los preceptivos martillos junto a las ventanas para romper los cristales en caso de emergencia. Las circunstancias en que se produjo el siniestro son por desgracia, frecuentes en las carreteras espa?olas: un veh¨ªculo que invade el lado contrario de la calzada y choca frontalmente contra el que circula por su carril. El conductor del autob¨²s muri¨® en el acto. Y el mecanismo autom¨¢tico de apertura de las puertas s¨®lo funcion¨® en el caso de la delantera. Los pasajeros de la parte posterior quedaron atrapados y el autob¨²s ardi¨® con m¨¢s de la mitad del pasaje dentro y ante la mirada impotente y desesperada de los que lograron salvarse. ?Quedaron las v¨ªctimas conmocionadas por el golpe, cegadas por el humo, fue el p¨¢nico el que impidi¨® la salida, desconoc¨ªan la existencia de botones, para abrir las puertas o de martillos para romper las ventanillas? Son muchas las dudas que quedan pendientes para la investigaci¨®n.
Las medidas de seguridad en los autobuses se han extremado a ra¨ªz de la gravedad de algunos de los accidentes registrados en los ¨²ltimos a?os. Pero los pasajeros no son informados previamente de las que les conciernen, corno, ocurre en los aviones, su efecto ser¨¢ limitado o nulo. La fatalidad existe. Y los peligros en la carretera tambi¨¦n. Pero la prevenci¨®n es uno de los m¨¢s claros signos del desarrollo. Y aqu¨¦lla es manifiestamente mejorable.
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