ENTRE PERLAS, CANCHA

Juan Domingo Per¨®n estuvo enamorado de Gina Lollobrigida en 1954, entre la muerte de Evita y el matrimonio con Isabelita. Per¨®n se col¨® plat¨®nicamente de la actriz italiana, a la que lleg¨® a invitar a pasar 15 d¨ªas en Argentina. All¨ª acudi¨® Gina, junto con su marido, y fue recibida por un cortejo de 60.000 personas. En aquella manifestaci¨®n hubo 30 detenidos y varios heridos. Gina, que ha conocido la historia hace unos d¨ªas por boca de un periodista al que el l¨ªder se lo revel¨® personalmente, y que ahora ha escrito un libro, afirma que la an¨¦cdota le parece divertida y que le provoca gran curiosidad. Ella, reinona total a¨²n hoy, asegura que no se dio cuenta de nada porque lo de las galanter¨ªas y debilidades que notaba en Juan Domingo era algo que le pasaba pr¨¢cticamente con todos. No todos, en cambio, le regalaban una cancha de tenis. Per¨®n, cuenta Gina, quiso darle un recuerdo para que se trajera a Roma y pens¨® en un ¨¢rbol. "Pero cuando nos dimos cuenta de que hubiera sido muy dif¨ªcil meterlo en el avi¨®n se decidi¨® por un campo de tenis", afirma ella, como si ¨¦ste fuera un regalo m¨¢s transportable. El caso es que la cancha se mont¨® y sigue en su sitio: la villa que la actriz tiene en la Via Appia Antica de Roma. Per¨®n no lleg¨® a ponerle piso a Gina, pero se aproxim¨® en metros cuadrados.-