El quir¨®fano

La mayor esperanza respecto a las elecciones que se celebran ma?ana no se basa tanto en una victoria de la pol¨ªtica como en el triunfo de la cl¨ªnica.M¨¢s que un ejercicio electoral, lo de ma?ana tiene la categor¨ªa de un acto m¨¦dico mediante el cual el organismo social deber¨ªa, al fin, restablecerse. Estamos acaso en las v¨ªsperas de una gran operaci¨®n donde la urna actuar¨¢ como 32 millones de microquir¨®fanos. La urna y su escrutinio funcionando como una c¨¢mara de depuraci¨®n, una cirug¨ªa de higiene, un aparato de di¨¢lisis y cosas por el estilo, tras cuya benefactora acci¨®n sobrevendr¨ªa la expectativa de recuperar la ocasi¨®n de contemplar a la sociedad latiendo con el coraz¨®n entero.

Para muchos espa?oles que van a votar ma?ana, la mejor recompensa, a qu¨¦ enga?arse, no es una u otra sigla pol¨ªtica. M¨¢s bien lo importante es que el acto represente una transustanciaci¨®n gracias a la cual el d¨ªa 4 empiecen los d¨ªas pares, productivos, sosegados, propicios para trabajar, convivir y prosperar razonablemente.

Demasiado tiempo ha perdido este pa¨ªs en interminables peleas inicuas, demasiadas sandeces e infamias han llenado los medios, demasiada corrupci¨®n y corrupciones sobre la corrupci¨®n han cubierto la experiencia espa?ola de basuras. El narcisismo de la destrucci¨®n al que se refiere Marichal, junto a un surtido de delitos y enfermedades aportadas por pol¨ªticos y banqueros, han decidido la insalubridad del espacio nacional, contaminado, sucio e intoxicado.

Todo este t¨®sigo podr¨ªa, no obstante, echarse fuera con las elecciones de ma?ana si la urna hace las veces de un em¨¦tico general y al d¨ªa siguiente, sobrepasada la pesadilla de los adefesios pol¨ªticos, vuelve a aparecer la buena cara de esta tierra.