Dimite el jefe del Ej¨¦rcito colombiano por presunta vinculaci¨®n al narcotr¨¢fico
El general Camilo Z¨²?iga, comandante de las Fuerzas Armadas, renunci¨® ayer de forma irrevocable a su cargo. Aunque ha aducido motivos personales, en Colombia se sabe que detr¨¢s de esta dimisi¨®n, largamente anunciada, se esconde otra historia. Z¨²?iga no era visto con buenos ojos por Estados Unidos. En varias ocasiones, los medios de comunicaci¨®n colombianos han dado por cierto que el hasta ayer jefe supremo de las Fuerzas Armadas era uno de los cinco oficiales a los que el Gobierno estadounidense les pensaba retirar el visado por supuestos v¨ªnculos con el narcotr¨¢fico.Seg¨²n la revista Semana, una de las m¨¢s importantes del pa¨ªs, ya en noviembre del a?o pasado las autoridades norteamericanas le hicieron saber al ministro de Defensa colombiano que exist¨ªa "cierto grado de desconfianza en algunos de los m¨¢s altos oficiales de las Fuerzas Militares".A finales de febrero, d¨ªas antes de que el Ejecutivo de Bill Cl¨ªnton sancionara econ¨®micamente a Colombia por no hacer suficientes esfuerzos en la lucha contra el narcotr¨¢fico, los rumores sobre el retiro del general crecieron. Seg¨²n Semana, el mismo presidente Ernesto Samper le pidi¨® la renuncia y le sugiri¨® que lo hiciera por motivos personales. La raz¨®n era clara: Z¨²?iga no pod¨ªa retirarse por presi¨®n de EE UU, pero tampoco pod¨ªa quedar como comandante de, las Fuerzas Armadas un general sin visado de ese pa¨ªs.
Z¨²?iga acept¨® la f¨®rmula presidencial para su salida digna pero cuando todo estaba preparado el Gobierno filtr¨® la, noticia, los generales se alarmaron, fijaron una reuni¨®n de: urgencia con presidente incluido y de ¨¦sta sali¨® Z¨²?iga fortalecido con el apoyo de todo el alto mando. D¨ªas despu¨¦s fue designado ministro encargado de Defensa durante el viaje que el titular realiz¨® a Espa?a.
El general Camilo Z¨²?iga comandaba uno de los dos grupos que han surgido en las filas de las Fuerzas Armadas a ra¨ªz de la crisis pol¨ªtica que vive el pa¨ªs: el bando de los que apoyan incondicionalmente al presidente Samper. El otro bando lo dirige el general Harold Bedoya, comandante del Ej¨¦rcito: En este ¨²ltimo est¨¢n los que apoyan la instituci¨®n presidencia?, no al presidente.
Samper nombr¨® ayer al almirante Holman Delgado nuevo comandante de las Fuerzas Armadas. Es la segunda vez que un oficial de la Marina ocupa el m¨¢s alto cargo de las Fuerzas Armadas del pa¨ªs.Paro empresarial
Los cambios en la c¨²pula militar tuvieron lugar al final de una jornada marcada por un acalorado debate. Se gener¨® por la propuesta de un paro empresarial. La idea surgi¨® a finales de la semana pasada del empresario conservador Germ¨¢n Holgu¨ªn, presidente del comit¨¦ empresarial del valle del Cauca, provincia cuya capital es Cali. De inmediato recibi¨® apoyo de algunos sectores y de algunos personajes como la aspirante a la presidencia Noem¨ª San¨ªn. Pero fue el editorial de El Tiempo, uno de los m¨¢s influyentes peri¨®dicos del pa¨ªs, y la voz de algunos congresistas los que echaron fuego al debate. Los opositores a la idea plantean que la democracia colombiana tiene mecanismos legales y constitucionales para salir de la crisis y acusan a los promotores del paro de llamar a la desobediencia civil.
El presidente terci¨® en el debate. "Se est¨¢n generando crisis inexistentes en el sector econ¨®mico colombiano`, afirm¨® en una entrevista a la cadena de radio Caracol. Por ello pidi¨® reflexionar a los promotores del paro, de manera serena.
En la entrevista, de m¨¢s de 25 minutos, el presidente se mostr¨® partidario de la llamada "ley de punto final". Esta propuesta apoyada tambi¨¦n por el Nobel Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, se baraja como una de las posibilidades para que el pa¨ªs no se ahogue en el caos. Seg¨²n Samper, la ley de punto final servir¨¢ para "evitar al pa¨ªs mayores consecuencias negativas a las ya causadas por el narcoesc¨¢ndalo".
Para Garc¨ªa M¨¢rquez la crisis moral de la clase pol¨ªtica colombiana es el m¨¢s grave problema de la naci¨®n; un problema tan grave que requiere salidas extraordinarias como la de la ley de punto final. La idea es ofrecer el perd¨®n y el olvido a los numerosos pol¨ªticos implicados en el esc¨¢ndalo. Esto, a cambio de su retirada definitiva de la vida p¨²blica.
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