CiU no puede pactar
Cuando la neblina de la confusi¨®n se extiende sobre el paisaje se vuelve casi imposible captar con precisi¨®n sus perfiles. No basta entonces con forzar la mirada, para comprender la geograf¨ªa pol¨ªtica y analizar las posibles tendencias, mejor que intentar atravesar la neblina a simple vista es recurrir a los mapas. En los mapas no viene la lluvia ni la cantidad de agua que baja por los r¨ªos, pero tienen la enorme virtud de evitar errores de apreciaci¨®n sobre el propio trazado de sus cauces.En el mapa de la realidad socio-pol¨ªtica se observa que no existen puntos de acerca miento entre el r¨ªo sociol¨®gico por el que le es posible circular a Aznar y el que pone l¨ªmites a las navegaciones de Pujol. Por mucho que el PP consiga ensanchar o modificar el lecho del suyo, no lograr¨¢ que el agua suba por las monta?as. Es obligaci¨®n de los l¨ªderes pol¨ªticos disminuir distancias cuan do el bienestar de los ciudadanos as¨ª lo exige. Sin duda, pero es quim¨¦rico presumir que se puede construir un t¨²nel o un canal de trasvase entre cuencas en un par de me ses. En estamomento, las aguas del electo rado convergente discurren tan lejos de las -del PP -y tan cerca de las del PSOE- que el acercamiento popular no puede desembocar por ahora en confluencia.
?Es entonces el acercamiento del PP a CiU, de Madrid a Barcelona, un trabajo in¨²til? Al contrario. Es util¨ªsimo, pero es lento, demasiado lento para que el grupo parlamentario que encabeza Molins pueda hacer otra cosa que abstenerse. Observando la confusa realidad desde Madrid, Barcelona o Atenas es posible cometer errores de apreciaci¨®n sobre esas distancias, insalvables a corto plazo. Atendiendo a los mapas, las cosas se ven m¨¢s claras, aunque no son pocas las mentes, tan l¨²cidas como, ansiosas, que imaginan una s¨²bita traves¨ªa de los montes del PP con los nav¨ªos a cuestas. Tal vez Aznar iguale en arrojo a Vasco N¨²?ez de Balboa. Aun as¨ª, se encontrar¨ªa al llegar al fin de su viaje que las embarcaciones del lago catal¨¢n han emprendido una ordenada huida. La hip¨®tesis de los 16 votos de CiU a favor de Aznar ser¨ªa interpretada por los catalanes como si el Barca se marcara una goleada en propia puerta porque el PP est¨¢ en apuros. Otra cosa es que las circunstancias aconsejen no pasar de medio campo.
Para intentar explicarlo con claridad deberemos empezar por el mapa. de los comportamientos electorales de los catalanes. ?De d¨®nde ha sacado el PSOE los casi 250.000 votos de m¨¢s que ahora ha obtenido en Catalu?a? En parte del aumento del censo y de la abstenci¨®n, pero sobre todo de CiU, de electores tradicionales del nacionalismo moderado que han preferido refugiar se en campo socialista por si las moscas de un pacto con el PP. El PP por su parte, ha avanzado algo en el cintur¨®n de Barcelona, pero ha cedido un poco de terreno a C¨ªU en el centro y la parte alta de la ciudad y en la Catalu?a interior (justo donde s¨¦ pronosticaba una hemorragia en direcci¨®n con traria).
Conclusiones: primera, el pacto de CiU con los socialistas ha legitimado su catalanismo; segunda, si en casi toda Espa?a se ha producido una contramarea anti-PP capaz de alejar a Aznar, de la mayor¨ªa suficiente, en Catalu?a hay un aut¨¦ntico bloque de todos contra el PP. ES bastante probable que si se repitieran las elecciones, CiU recuperar¨ªa el voto que ha cedido al PSOE. Es seguro que un pacto inmediato con Aznar provocar¨ªa una indignada reacci¨®n en cadena que con facilidad pondr¨ªa fin a la hegemon¨ªa pol¨ªtica de CiU. Los pactos de Camb¨® con Maura fueron el origen de la escisi¨®n de los intelectuales que le despoj¨® de su papel aglutinador y m¨¢s tarde propici¨® el triunfo de Maci¨¤. Pujol lo sabe mejor que nadie. Pregunten a los votantes de CiU cu¨¢les ser¨ªan sus preferencias electorales de vivir en Santiago o Madrid y ver¨¢n como les responden que PSOE.
Adem¨¢s de agraviado, el electorado de CiU est¨¢ bastante m¨¢s en el centro-izquierda. de lo que se piensa en Madrid. Ahora bien, una vez establecida la lejan¨ªa que CiU est¨¢ obligada a mantener en relaci¨®n al PP -lejan¨ªa por lo menos tan contundente como la que distancia a los dos grandes partidos espa?oles-, empieza a ser posible hablar de responsabilidades para con la estabilidad,, Europa, el crecimiento econ¨®mico y el respeto a la alternancia. Las disputas entre PSOE y CiU para ver c¨®mo se reparten los deberes de dicha responsabilidad no ser¨¢n f¨¢ciles de resolver. En el peor de los supuestos, CiU podr¨ªa ejercerla en solitario, pero arriesgando mucho m¨¢s de lo aconsejable. Que el PP modificase su cauce para acercarse en serio a la concepci¨®n de una Espa?a nacionalmente plural ser¨ªa una decisi¨®n de un hondo calado hist¨®rico. Que, confundiera el alcance geol¨®gico y temporal de la tarea con un par d¨¦ declaraciones m¨¢s o menos enfatizadas y el anuncio de barra libre para, servir las reivindicaciones nacionalistas, constituir¨ªa una groser¨ªa pol¨ªtica impropia ni siquiera de un aprendiz de estadista.Xavier Bru de Sala es escritor y periodista.
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