Pensiones futuras
DESDE 1993 al menos existe un diagn¨®stico claro sobre el futuro de las pensiones p¨²blicas. Pero el tiempo pasa y los que tienen que aplicarlo -Gobierno y Parlamento- no acaban de decidirse. Los pol¨ªticos dan por supuesto, como si se tratara de un dogma de fe, que ese futuro est¨¢ asegurado. En cambio, los expertos -financieros, econ¨®micos, sociol¨®gicos...- son mucho m¨¢s esc¨¦pticos respecto a la suerte que puedan correr las pensiones p¨²blicas dentro de muy pocos a?os. Sin rechazar de plano su viabilidad, la hacen depender de manera muy directa de la capacidad que muestre el sistema para reformarse. En cualquier caso, todos ellos, incluso los m¨¢s entusiastas del sistema p¨²blico de pensiones, est¨¢n de acuerdo en que las reformas que se hagan deben hacerse cuanto antes.En ese sentido se pronuncia tambi¨¦n el informe que acaba de hacer p¨²blico la Fundaci¨®n BBV sobre pensiones y cobertura de desempleo. El mensaje que trasluce dicho informe es que ha pasado el tiempo de hablar y que es el momento de obrar y proceder a las reformas que garanticen la viabilidad financiera del sistema p¨²blico de pensiones durante los pr¨®ximos decenios. El an¨¢lisis adelantado el oto?o pasado pone sobre la mesa uno de los temas primordiales en la pr¨®xima legislatura y que, sin embargo, se ha hurtado a los ciudadanos en el transcurso de la campa?a electoral. Pero el pr¨®ximo Gobierno, sean cuales sean su signo y fortaleza, deber¨¢ contar con el apoyo un¨¢nime de las fuerzas pol¨ªticas para, abordar ese asunto, de capital importancia para los ciudadanos. El Pacto de Toledo, consensuado por las fuerzas pol¨ªticas, consagra la pervivencia del sistema p¨²blico de pensiones, al tiempo que abre todo un abanico de posibles medidas para su reforma y se?ala el camino que ha de seguirse para garantizar su futuro.De ello deben ponerse a hablar cuanto antes las fuerzas Pol¨ªticas y tomar las decisiones pertinentes. El pacto pol¨ªtico sobre las pensiones aboga Por introducir criterios de mayor equidad y proporcionalidad en el actual sistema (equiparaci¨®n de los a?os cotizados, ampliaci¨®n del periodo exigible para calcular la pensi¨®n, retraso voluntar¨ªo en la edad de jubilaci¨®n, control del fraude ... ). Pero si se espera demasiado tiempo es posible que esas medidas lleguen tarde. Cualquiera de ellas necesita un periodo largo de aplicaci¨®n y no alcanza plenos efectos antes de 10 o 15 a?os.
El informe del BBV, como el que a finales del a?o pasado present¨® el Ministerio de Trabajo, apuesta claramente por el modelo actual, p¨²blico y de reparto, en el que las cotizaciones de los trabajadores activos financian las pensiones de los pasivos. Descarta, pues, la alternativa de un modelo privado y de capitalizaci¨®n al estilo chileno, en el que cada cotizante se asegura con su ahorro su pensi¨®n futura. Es cuesti¨®n de filosof¨ªa pol¨ªtica, pero tambi¨¦n de coste econ¨®mico. El cambio de un sistema a otro costar¨ªa, seg¨²n el Ministerio de Trabajo, 145 billones de pesetas, y seg¨²n la Fundaci¨®n BBV, 150 billones; es decir, 2,5 veces el PIB tomando como base el a?o 1993. Pero es que adem¨¢s, seg¨²n una encuesta que muestra ese mismo informe, el 59% de los encuestados prefiere un sistema p¨²blico. Sin embargo, el dato m¨¢s sorprendente es el convencimiento de m¨¢s de la mitad de los espa?oles de que las pensiones pueden verse reducidas o incluso suprimidas. Si la poblaci¨®n es tan consciente del problema, ?c¨®mo y por qu¨¦ son tan lentos los pol¨ªticos en abordarlo?
Los diferentes estudios publicados hasta ahora -adem¨¢s de los ya citados, el dirigido por Jos¨¦ Antonio Herce y V¨ªctor P¨¦rez-D¨ªaz y publicado por La Caixa- difieren en poner fecha al momento cr¨ªtico del sistema actual de pensiones y en la gravedad del d¨¦ficit esperado, pero todos ellos auguran un desequilibrio financiero que puede ahogar uno de los pilares del atado de bienestar. Responsabilidad de todos es conseguir sacarlo a flote, porque ese Estado, construido en muy pocos a?os -en el periodo 1980-1994, el gasto social aument¨® su participaci¨®n en el PIB en 5,4 puntos porcentuales-, est¨¢ todav¨ªa lejos de otros del entorno.
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