La guerrilla y el Ej¨¦rcito de Guatemala decretan la tregua indefinida para favorecer el di¨¢logo
El camino hacia la paz en Guatemala se presenta m¨¢s despejado que nunca. La iniciativa parti¨® de, la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), que anunci¨® en M¨¦xico un alto el fuego indefinido. Inmediatamente despu¨¦s, el presidente, Alvaro Arz¨², orden¨® a las Fuerzas Armadas detener toda acci¨®n contrainsurqente. Con los fusiles en silencio, ambas partes reanudar¨¢n en M¨¦xico la semana entrante las negociaciones para poner fin a un conflicto armado que bate siniestros r¨¦cords en Am¨¦rica Latina: 35 a?os de duraci¨®n, 140.000 muertos y 45.000 refugiados.
En un comunicado emitido en la Ciudad de M¨¦xico, la comandancia de, la URNG anunciaba la suspensi¨®n temporal "de las operaciones ofensivas" contra instalaciones militares y de los desplazamientos de sus tropas. El movimiento armado, a?ad¨ªa, s¨®lo responder¨¢ a eventuales agresiones y mantendr¨¢ sus actividades pol¨ªticas y propagand¨ªsticas.Se trata de la primera tregua indefinida decretada por la guerrilla m¨¢s antigua del continente americano, que hasta ahora s¨®lo hab¨ªa interrumpido brevemente sus actividades con ocasi¨®n de acontecimientos espec¨ªficos, como las elecciones de enero o la reciente visita del Papa. Con esta decisi¨®n, la URNG "desea dar un aporte sustancial al avance del proceso de paz"
La respuesta lleg¨® de Guatemala unas horas despu¨¦s: el presidente Arz¨². hab¨ªa ordenado a las Fuerzas Armadas el cese de todo tipo de operaciones de contrainsurgencia.
Arz¨² se apuntaba as¨ª su primer ¨¦xito pol¨ªtico desde la llegada al cargo, en las elecciones de enero. El l¨ªder conservador estren¨® su mandato con un encuentro secreto con la comandancia guerrillera el 25 de febrero, durante una visita oficial que realiz¨® a M¨¦xico. La invitaci¨®n de su hom¨®logo Ernesto Zedillo es vista ahora como una tapadera para facilitar una reuni¨®n calificada de "hist¨®rica".
En ella, Arz¨² y los cuatro jefes guerrilleros (Pablo Monsanto, Rodrigo Asturias, Rolando Mor¨¢n y Carlos Gonz¨¢lez) dieron el espaldarazo definitivo a un proceso negociador que despeg¨® en enero de 1994, despu¨¦s de cinco a?os de contactos, fracasados. El presidente se comprometi¨® a mantener la agenda negociadora y a cumplir todos los acuerdos sellados por su antecesor, Ramiro de Le¨®n Carpio.
"La palabra m¨¢gica es confianza", insist¨ªa Arz¨², convertido en una especie de Mary Poppins de la diplomacia. Lo cierto es que el nuevo presidente hab¨ªa dado todos los pasos necesarios: tras su llegada al poder, renov¨® la c¨²pula militar con elementos progresistas y reiter¨® que no cubrir¨¢ con la impunidad a aquellos mandos involucrados en violaciones a los derechos humanos. Nombr¨® despu¨¦s a un ex guerrillero, Gustavo Porras, al frente del equipo negociador y mantuvo a algunos miembros designados por Carpio, entre ellos H¨¦ctor Rosada y el general Otto P¨¦rez Molina, profundos conocedores del proceso.
Ya desde diciembre, entre la primera y segunda vuelta electoral, Arz¨² hab¨ªa mantenido contactos que se repitieron una vez que lleg¨® a la presidencia. Roma, M¨¦xico y San Salvador fueron los escenarios de unas reuniones discretas que culminaron en un comunicado conjunto el 13 de febrero, tras el paso de Juan Pablo II por Guatemala.
Las negociaciones de paz, auspiciadas por la ONU, han fruct¨ªficado hasta ahora en una serie de acuerdos parciales (derechos humanos, poblaciones desarraigadas y el ¨²ltimo, firmado en marzo, de 1994, sobre identidad y derechos ind¨ªgenas). El siguiente, cap¨ªtulo (aspectos socioecon¨®micos y situaci¨®n agraria) atasc¨® el proceso, que qued¨® en punto muerto hasta la llegada del nuevo Ejecutivo. El Gobierno de Arz¨² hace frente en casa a la oposici¨®n de los sectores m¨¢s reaccionarios, encabezados por la Coordinadora Nacional Agraropecuaria, empe?ada en boicotear las conversaciones por medio de recursos judiciales que, hasta ahora, ha ido perdiendo.
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