Vacas, pol¨ªtica y una cuesti¨®n de confianza

THE GUARDIAN

?Qui¨¦nes son las verdaderas v¨ªctimas, los consumidores o los ganaderos? Nadie lo sabe, pero el segundo d¨ªa de la nueva era -desde que los ministros admitieron el mi¨¦rcoles que la enfermedad de las vacas locas puede haber sido transmitida a los humanos- ha producido fatales consecuencias para ambos.?Qu¨¦ deben hacer los consumidores? Lo ¨²nico que pueden hacer es esperar. La mayor amenaza no es la carne de ahora, sino la que se consumi¨® antes de que se, impusieran las restricciones a las v¨ªsceras de vacuno en 1989. Penalmente, incluso despu¨¦s de que los ministros prohibieran que se alimentara a las terneras con piensos elaborados con entra?as de oveja en julio de 1988, esperaron otros 15 meses antes de prohibirlos en la cadena de consumo humano bas¨¢ndose en el supuesto de que la enfermedad de los animales no pod¨ªa transmitirse a los humanos.

Innecesariamente, durante 15 meses m¨¢s, los sesos y la m¨¦dula espinal de vacuno -las v¨ªsceras que contienen la BSE (encefalopat¨ªa espongiforme bovina)- se mezclaron con otras partes de ganado vacuno para las variedades baratas (le hamburguesas, pasteles de carne y embutidos. Previsiblemente, los pobres que compraron una mayor proporci¨®n de estos productos econ¨®micos estar¨¢n entre los grupos de m¨¢ximo riesgo. Nada m¨¢s se puede hacer por estas personas, excepto mantener una rigurosa vigilancia de los s¨ªntomas. ( ... )

, 22 de marzo