El continuista Fran?ois L¨¦otard, elegido nuevo presidente del centro derecha liberal franc¨¦s
Fran?ois L¨¦otard, con un 57% de los sufragios de los 1.721 delegados, se convirti¨® ayer en Ly¨®n en el nuevo presidente de la Uni¨®n para la Democracia Francesa (UDF), integrante de la mayor¨ªa gubemamental), sustituyendo a Val¨¦ry Giscard d'Estaing. Este, en su discurso de despedida, anunci¨® entre silbidos que votar¨ªa al liberal Alain Madelin, que obtuvo un 30% de los votos. El radical Andr¨¦ Rossinot consigui¨® un modesto 12%.
L¨¦otard, a pesar de la actitud del presidente saliente, era el candidato continuista, un hombre que promete respetar la autonom¨ªa de las diferentes corrientes. Es m¨¢s, en tanto que l¨ªder de una de ellas -el Partido Republicano (PR)-, se ha comprometido a ceder, en un plazo indeterminado y a partir de criterios de alternancia, la presidencia de la UDF (integrante de la mayor¨ªa en el poder en Francia) su gran aliado Fran?ois Bayrou, m¨¢ximo dirigente de los centristas de Fuerza Dem¨®crata y ministro de Educaci¨®n.L¨¦otard, que en las ¨²ltimas elecciones presidenciales francesas boicote¨® la candidatura UDF de Giscard para sostener al gaullista heterodoxo Edotiard Balladur, acepta que la UDF siga siendo un conglomerado informe y poco disciplinado a cambio de que sirva a sus intereses. Fran?ois L¨¦otard fue ministro de Cultura entre 1986 y 1988 con un Gobierno dirigido por Chirac y ministro de Defensa entre 1993 y 1995 con Balladur como primer ministro.Un futuro oscuro
El futuro de Alain Madelin aparece ahora muy oscuro. Su condici¨®n de militante del PR es insostenible. Madelin contaba con atraer a muchos de los diputados de la UDF que dudan del carisma de L¨¦otard y ven peligrar sus esca?os en las pr¨®ximas legislativas o regionales. Un 30% es el resultado que corresponde a las matem¨¢ticas previas al Consejo Nacional de la UDF.
La intervenci¨®n en su favor de Giscard, una figura asociada a un ciclo pol¨ªtico agotado, puede haber sido contraproducente para Madelin, que defiende un ultraliberalismo europe¨ªsta dif¨ªcil de conciliar con la tradici¨®n pol¨ªtica francesa, muy marcada por el importante papel que se concede al Estado.
Madelin quer¨ªa convertir la UDF en un partido, acabar con la f¨®rmula de la confederaci¨®n y de las continuas intrigas entre sus distintas componentes, pero los jefes de ¨¦stas han preferido conservar su condici¨®n de cola de rat¨®n antes que embarcarse en una aventura poco clara de la mano de Madelin, que en 1995 opt¨® por aportar su capacidad de agitador al candidato presidencial Jacques Chirac, es decir, al gaullista ortodoxo.
La victoria de Fran?ois L¨¦otard es tambi¨¦n la del miedo al cambio, a la derechizaci¨®n de la UDF. La eterna coexistencia de dos grandes corrientes tradicionales dentro de la derecha francesa -bonapartistas contra orleanistas, gaullistas contra liberales, nacionalistas contra europe¨ªstas- ha ido haci¨¦ndose m¨¢s y m¨¢s confusa a medida que se iba diluyendo la especificidad de unos y otros.
L¨¦otard, en su muy conciliador discurso de vencedor, habl¨® siempre desde una perspectiva de centro derecha respetuosa para con su componente democristiana, su peque?a tradici¨®n liberal y con los minoritarios laicos del radicalismo; mano tendida, pues, hacia Bayrou, Madelin o Rossinot.
Sufragio universal
Como Giscard en su d¨ªa, prometi¨® que el pr¨®ximo presidente de la UDF ser¨ªa elegido por sufragio universal y no a trav¨¦s de delegados controlados por el aparato de los distintos partidos.
En 1988, tras el fracaso del asalto de Chirac a la presidencia entonces detentada por segunda vez consecutiva por el socialista Fran?ois Mitterrand, se cre¨® la llamada banda de L¨¦o, un grupo de diputados cuyas cabezas visibles eran los propios L¨¦otard y Madelin, as¨ª como Philippe Seguin.
Hoy, este ¨²ltimo es presidente de la Asamblea Nacional y principal favorito a la sucesi¨®n del actual primer ministro, Alain Jupp¨¦; L¨¦otard acaba de hacerse con el control de la UDF; s¨®lo Madelin, defenestrado por Jupp¨¦ de su fugaz cargo como ministro de Hacienda, sigue sin encontrar su puesto en la pol¨ªtica francesa.
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