Ben Johnson, actor de filmes del Oeste

Ben Johnson, una de las caras m¨¢s familiares que se han paseado por el western, muri¨® el lunes pasado a la edad de 77 a?os (Pawhuska, Oklahoma, 1919). Un ataque al coraz¨®n seg¨® la vida del actor protegido, quiz¨¢s eclipsado, por dos de las bestias sagradas del g¨¦nero: Ford Wayne. Tres padrinos (1949), La legi¨®n invencible (1950) o R¨ªo Grande (1951) fueron algunos de los filmes en los que particip¨® en compa?¨ªa de los dos John, el director y el actor.Su fama de consumado jinete -fue campe¨®n de rodeo y especialista antes que actor- le llev¨® a participar en otras de las pel¨ªculas del Lejano Oeste m¨¢s pegadas a la memoria reciente. Ra¨ªces profundas (George Stevens, 1953), Grupo salvaje (Sam Peckinpah, 1969) o algunos de los cap¨ªtulos de la serie Bonanza terminaron de hacer de ¨¦l el eterno secundario de lujo para lucir su envergadura y buenas maneras delante de un caballo. De hecho, su primer papel en Hollywood, de la mano de Howard Hughes en 1943, fue como entrenador de caballos en Outlaw.

Sin embargo, el reconocimiento a su labor interpretativa vendr¨ªa merced a un filme que se aleja de la pauta seguida en la mayor¨ªa de sus cerca de trescientos trabajos: su papel como Sam, un esmerado tendero y ¨²nico defensor del disminuido mental que frecuenta su establecimiento, en La ¨²ltima pel¨ªcula (1972) de Peter Bogdanovich. Su conmovedor trabajo le vali¨® un oscar.

Un premio que nunca hubiera conseguido de seguir su primer impulso apenas recibido el gui¨®n de la cinta. "Es lo peor que he le¨ªdo en mi vida", fue su gr¨¢fica exclamaci¨®n despu¨¦s de hojear el texto que hablaba de un pueblo del profundo Estados Unidos atado a sus miserias. Seg¨²n reconoci¨® con posterioridad, John Ford se encargar¨ªa de quitarle de la cabeza tan peregrina opini¨®n-