China, un cliente bajo sospecha
LA CARRERA por la conquista del mercado chino de la aviaci¨®n comercial es por l¨®gica un gran batalla econ¨®mica entre los diferentes fabricantes de aviones del mundo. Un mercado en gran expansi¨®n, que demandar¨¢ cientos de reactores de gran recorrido en los pr¨®ximos a?os, constituye un apetitoso bocado a disputar entre los grandes constructores norteamericanos, como Boeing, y europeos, sobre todo Airbus, consorcio en el que participan Alemania, Francia, Reino Unido y Espa?a. El. primer asalto de esta guerra lo ha ganado la empresa europea con el contrato suscrito esta semana en Par¨ªs por el primer ministro chino, Li Peng. Aunque por un monto relativamente modesto, 1.700 millones de d¨®lares, el encargo en firme de 13 aparatos es un primer paso al que han de seguir otros.Con la batalla comercial surgen, inevitablemente, cuestiones pol¨ªticas y de moralidad internacional. Porque es un hecho que el destinatario de la operaci¨®n comercial es un r¨¦gimen, como el de, la Rep¨²blica Popular China, que exhibe unas ejecutorias m¨¢s que deplorables en materia de respeto a los derechos humanos. En este sentido, 209 diputados y senadores franceses firmaron un manifiesto contra la visita a Francia de un l¨ªder, Li Peng, tan poderoso como falto de escr¨²pulos. El documento expresaba tambi¨¦n su preocupaci¨®n por la situaci¨®n interior en China y una condena expl¨ªcita de la anexi¨®n de T¨ªbet por Pek¨ªn, que se mantiene desde 1950.
?Vender o no vender? Esa es la cuesti¨®n. Las razones son poderosas en ambos sentidos. En el momento actual de las relaciones chino-norteamericanas, fr¨ªas por la disputa sobre Taiwan y lo que Pek¨ªn estima como injerencia de Washington en apoyo de la isla nacionalista, el consorcio aeron¨¢utico europeo ha obrado con arreglo a la m¨¢s elemental realpolitik al aprovechar la buena disposici¨®n china a aceptar su oferta, que le sirve a Pek¨ªn para castigar de paso a EE UU. El valor de la transacci¨®n cuenta, ante todo, a largo plazo. Lo importante era golpear primero, aunque eso no desmienta cierta desilusi¨®n europea porque el consorcio Airbus esperaba un compromiso de hasta seis veces el valor de lo firmado. Pero China no quiere comprometerse a largo plazo y mantiene todas las opciones abiertas. No hay enfriamiento que cien a?os dure, y. menos con una potencia como Estados Unidos.
Puede argumentarse que con negocios de ese orden con Pek¨ªn, y con los protocolarios honores al primer ministro Li Peng, Francia -y el consorcio europeo- est¨¢ alentando la sensaci¨®n de impunidad para las conductas represivas en el interior y agresivas en el exterior del r¨¦gimen chino. Pero tambi¨¦n que si no vendemos nosotros lo har¨¢n otros. Y cabe el eterno argumento de que todo lo que favorece la relaci¨®n econ¨®mica es un factor mitigador de las diferencias que favorece homologaciones en el terreno pol¨ªtico.
La cuesti¨®n es espinosa, pero, no nos enga?emos, ning¨²n cr¨ªtico de China, por acerbo que sea, va a renunciar de por vida a hacer tratos con el r¨¦gimen, todav¨ªa formalmente comunista, casi cualquiera que sea su ejecutoria pol¨ªtica. Entonces, ?qu¨¦ diferencia hay entre vender aviones -comerciales- silenciando la cr¨ªtica a Pek¨ªn o d¨¢ndole curso? Aproximadamente, la misma que hay entre vender tabaco con el letrero que advierte que da?a a la salud o hacerlo sin el mismo.
Prueba de ello es que el propio presidente Clinton no dejar¨¢ de pulsar, leg¨ªtimamente, la tecla de los intercambios econ¨®micos -con China y los otros pa¨ªses del Pac¨ªfico- en la gira que comienza el s¨¢bado por Extremo Oriente. Y si Pek¨ªn es un grave infractor de la m¨¢s elemental humanidad en el trato a sus s¨²bditos, no es el ¨²nico en la lista de selectos clientes de Washington. Eso s¨ª, si la repugnancia a la pol¨ªtica china en muchos campos no entorpece el intercambio econ¨®mico con Pek¨ªn, tampoco estos negocios deben frenar algo que tambi¨¦n es imprescindible: la permanente denuncia de su conducta pol¨ªtica. China no puede caer en la tentaci¨®n de creer que las democracias la consideran como un Estado normal.
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