"De los tapirap¨¦ lo aprend¨ª todo"

A Genevi¨¦ve Boy¨¦, de 72 a?os, francesa, de las Hermanitas de Jes¨²s, hace 44 a?os que la llaman a irm¨¢zinha Veva y es una india tapirap¨¦ m¨¢s. Ma?ana Felipe de Borb¨®n la entregar¨¢ el Premio Bartolom¨¦ de las Casas en compa?¨ªa de dos j¨®venes caciques tapirap¨¦, Xanio y Makapyxa: la candidatura fue presentada por Manos Unidas. Tambi¨¦n ser¨¢ galardonado Jos¨¦ Mar¨ªa Su¨¢rez, misionero del Sagrado Coraz¨®n en Guatemala.Cuando la hermana Veva lleg¨® en 1952 a ese remoto rinc¨®n de la Amazonia, en el Mato Grosso brasile?o, s¨®lo sobreviv¨ªan 51 tapirap¨¦. Hoy son 400. "De ellos lo aprend¨ª todo", dice Veva, que est¨¢ convencida de que "a Dios le gustan las diferencias, y quiere que el tapirap¨¦ siga siendo tapirap¨¦".

"Yo entonces ni sab¨ªa las capitales de Iberoam¨¦rica", recuerda. "Y los tapirap¨¦ estaban casi exterminados, convencidos de que desaparec¨ªan. Tras el contacto con los blancos, en 1935 quedaban, por la varicela, la gripe, la malaria, 135; y en 1947 una etnia rival, los kaiap¨®, les dejaron reducidos a lo que yo vi". "Ahora ni?os no faltan", dice satisfecho Makapyxa, cacique de la aldea de Tawyo. La mayor¨ªa de la poblaci¨®n es menor de 12 a?os. En la escuela se ense?a en tapirape y en portugu¨¦s.

Pero los ind¨ªgenas brasile?os afrontan graves amenazas, y los tapirap¨¦ no son excepci¨®n. "Hace dos a?os entramos a los terrenos de lo que fue nuestra ¨²ltima aldea", dice Xanio, cacique de Tapi'itawa. "Pero garimpeiros (buscadores de oro) y pistoleros est¨¢n al acecho para hacerse con tierras. Los fazendeiros (hacendados) tambi¨¦n prefieren que una tierra la tomen los posseiros (ocupantes blancos), porque resisten menos que los indios". La demarcaci¨®n del suelo en la Amazonia ten¨ªa que haber acabado, seg¨²n la Constituci¨®n, en 1992. Y, para agravar las cosas, un decreto del pasado enero no favorece precisamente a los ind¨ªgenas para, demarcar sus tierras, lo cual en el caso de los tapirap¨¦s les impide acceder a los r¨ªos de la zona. Ma?ana los tapirap¨¦ entregar¨¢n al Pr¨ªncipe un documento solicitando apoyo para construir cercas para campos y ganado, y un veh¨ªculo para las urgencias (carecen de radio y de dispensario de sanidad, aunque se est¨¢n asociando a otros ind¨ªgenas, los karaj¨¢s, para recuperar en lo posible la medicina tradicional, cuya memoria se extingui¨® cuando en el exterminio cayeron los paj¨¦, los hechiceros). Veva mantiene el optimismo de quien desde hace mucho hace lo que debe. "Vivimos all¨ª tres hermanitas de Jes¨²s, y si estamos adaptadas es porque nuestro equipaje, el Evangelio, nos permite ser unas m¨¢s entre ellos. Llegamos all¨ª para integrarnos. Recuerdo que, incluso en Argelia, donde estuve desde 1950 a 1952, el contacto con el islam me abri¨® la mente. La diversidad es excelente para vivir el cristianismo". Con ese planteamiento, ?no queda muy lejos Roma? "S¨¦ que existe", sonr¨ªe Veva. "No estamos perdidos, sino unidos por lazos quiz¨¢ m¨¢s fuertes de lo que puede suponerse. S¨¦ que a veces los obispos tienen presiones de lo alto, pero eso no llega a casa de los tapirap¨¦".