El M¨¦rida tuvo que esperar 77 minutos
El Valladolid vuelve a puestos de promoci¨®n
Al M¨¦rida le bastaron 15 minutos para seguir respirando. En el Estadio Municipal los de Kresic se agarran a su tabla de salvaci¨®n, pero fue la afici¨®n, en un espect¨¢culo impresionante y emotivo, quien logr¨® mantener vivo al equipo, incluso en los peores momentos, y ¨¦stos ayer se prodigaron durante 75 minutos. El M¨¦rida rompi¨® as¨ª la racha de ocho, partidos consecutivos que los de Cantatore acumulaban sin conocer la derrota. La presi¨®n es ahora para el Valladolid, que se sit¨²a a s¨®lo un punto de los extreme?os y con peor gol-average.Kresic recurri¨® al mismo grupo que hab¨ªa logrado las victorias, frente al Celta y Sevilla. Dispuso a Sierra en el eje de la defensa, con Jos¨¦ Mar¨ªa y Toribio de carrileros, y Reyes y Pirri guardando las espaldas de Sinval. El brasile?o, que parece haber recuperado la forma, es el encargado de enlazar con Prieto y Quique Mart¨ªn, los dos estiletes ofensivos del M¨¦rida. Enfrente, un Valladolid diezmado por las ausencias, ech¨® mano de cinco defensas, tres centrocampistas y con Ra¨²l y Soto en punta.
El partido tuvo un inicio feo y bronco, con desplazamientos largos sin destino, entregas imprecisas, entradas al l¨ªmite y continuas interrupciones. Cumplida media hora de juego, M¨¦rida y Valladolid segu¨ªan especulando en la mediana sin ritmo ni control. Reyes, Sinval y Pirri intentaban dibujar sobre un lienzo poblado de obst¨¢culos, y all¨ª no se observaba a ning¨²n artista capaz de aportar un m¨ªnimo de virtuosismo. Ca¨ªdas y entregas precipitadas convirtieron el juego en una apuesta por lo absurdo. Hasta el minuto 35, Prieto, el goleador local, no recibi¨® una sola asistencia de cierto m¨¦rito, por m¨¢s que desde atr¨¢s el veterano Sierra ley¨® que el lanzamiento largo hacia el madrile?o era la ¨²nica v¨ªa de escape para resolver la situaci¨®n. Ante esa ceremonia de la confusi¨®n que protagonizaban los locales, el Valladolid se asent¨® c¨®modamente, estrech¨® el espacio y amortigu¨® el ritmo, pero sin arriesgar porque Soto y Ra¨²l se llenaban de impotencia.
El descanso no refresc¨® las ideas y el partido sigui¨® sin ning¨²n cr¨¦dito, tranquilo para el Valladolid y angustioso para el M¨¦rida. Cada pase era un desprop¨®sito. Prieto estaba perdido y el centro del campo local roto ante la presi¨®n visitante. Con Correa en el centro del campo y Guerrero en punta, Kresic busc¨® la mordiente que hasta entonces le falt¨® a los suyos. Fueron los mejores momentos. El M¨¦rida apret¨®, rob¨® balones y lleg¨® con facilidad, rubricando Corino ese corto pero precioso estado de gracia con un magn¨ªfico y valioso gol.
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