El avispero liban¨¦s
DAMASCO, BEIRUT y Jerusal¨¦n han sido escenarios este fin de semana de un vaiv¨¦n diplom¨¢tico destinado a establecer un alto el fuego en el sur de L¨ªbano. Su detonante fue la matanza de civiles libaneses refugiados en un campamento de la ONU, una de las m¨¢s graves actuaciones de la historia del Ej¨¦rcito israel¨ª. Pero si la presencia en Oriente Pr¨®ximo de los ministros de Exteriores de Estados Unidos, Francia, Italia (en nombre de la Uni¨®n Europea) y Rusia confirma la inquietud universal provocada por la Operaci¨®n Uvas de la Ira, la multiplicaci¨®n de gestiones complica las cosas.Es lo que dijo ayer Sim¨®n Peres al subrayar que la existencia de varios canales de negociaciones entre las partes directamente implicadas -de un lado Israel y del otro Hezbol¨¢, L¨ªbano, Siria e Ir¨¢n- puede provocar "la confusi¨®n total". Peres, por supuesto, expres¨® su deseo de que la ¨²nica mediaci¨®n existente sea la de Estados Unidos, representada por su secretario de Estado, Warren Christopher. El problema es que, aunque le acepten como ¨²nica superpotencia capaz de solucionar este tipo de conflictos, la parte ¨¢rabe y musulmana considera que Estados Unidos no es todo lo neutral que la situaci¨®n requiere. En su opini¨®n, cualquier acuerdo, verbal o escrito, de alto el fuego tendr¨ªa que hacer referencia a la resoluci¨®n 425 de la ONU, que exige a Israel retirarse de esa porci¨®n de L¨ªbano. Esto ¨²ltimo es la virtud de la iniciativa francesa conducida por el ministro Herv¨¦ de Charette. La mediaci¨®n francesa se sit¨²a en una zona m¨¢s templada al reconocer el deseo de seguridad de Israel y prestar o¨ªdos a los argumentos de la parte ¨¢rabe.
Para Israel, y muy particularmente para su primer ministro, Sim¨®n Peres, se trata de encontrar las condiciones que le permitan sacar los pies del avispero liban¨¦s. Un compromiso de Hezbol¨¢ de no volver a disparar misiles Katyusha, avalado por Siria e Ir¨¢n, le servir¨ªa; y tanto mejor si ello permitiera, adem¨¢s, reanudar el di¨¢logo sobre el conjunto del proceso de paz con Damasco. Pero, como en cualquier negociaci¨®n, sobre todo cuando no se ha ganado la batalla sobre el terreno, los israel¨ªes. deben dejar algunas plumas. Como m¨ªnimo, un compromiso sobre la apertura de negociaciones para devolver a sus leg¨ªtimos propietarios el sur de L¨ªbano y los altos del Gol¨¢n. Y esto es algo, que s¨®lo los norteamericanos pueden hacerles comprender.
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