Un torero de una pieza
Un torero de una pieza: ese fue Pep¨ªn Liria. Torero como deben ser los de su oficio: con toros. Torero con toros para empezar y luego ya se ver¨¢.Lo que se vio no era para quedarse impasible. Los toros que le correspondieron a Pep¨ªn Liria -uno sobrero, serios ambos-, sacaron genio y le hubieran mandado a la enfermer¨ªa si no llega a ser porque su generoso coraz¨®n armoniza con su t¨¦cnica torera; y aqu¨ª piso terrenos prohibitivos, all¨ª encelo la reservona embestida, ahora la recibo embebi¨¦ndola en la pa?osa. Y, adem¨¢s, mando y ordeno.
El sexto salt¨® a la arena como una locomotora, lo, cambi¨® de agujas Pep¨ªn Liria mediante una larga de rodillas a porta gayola, ci?¨® ver¨®nicas y en una de ellas el toraco le peg¨® la voltereta. No se arredr¨®. A la bronquedad creciente del toro opuso un valor de gigante y la torer¨ªa que caracterizaba a los viejos maestros de la tauromaquia.
Guateles / Joselito, Jesul¨ªn, Liria
Toros de Los Guateles (3? devuelto por cojo), 1?, 2? y 4? anovillados resto con trap¨ªo. Dos primeros pastue?os, 4? y 5? tardos, 6? bronco. Sobrero de Hermanos Astolfi, bien presentado, con genio.Los toros anunciados de Andr¨¦s Ramos fueron rechazados en el reconocimiento. Joselito: estocada (oreja); estocada ca¨ªda (ovaci¨®n y salida al tercio). Jesul¨ªn de Ubrique: bajonazo, descabello y dobla el toro (silencio); aviso antes de matar, estocada corta atravesada descaradamente baja y rueda de peones (silencio). Pep¨ªn Liria: estocada ladeada perdiendo la muleta (oreja); pinchazo y estocada (petici¨®n y vuelta). Plaza de la Maestranza, 23 de abril. 7 a corrida de feria. Lleno.
Un torero a la antigua: as¨ª fue Pep¨ªn Liria, y equivaldr¨ªa a decir torero cabal. Los diestros de pasadas ¨¦pocas no eran toreros seg¨²n el toro que saliera al redondel sino siempre, en todo caso y de por vida. Por eso con un sobrero de genio y trap¨ªo tambi¨¦n estuvo torer¨ªsimo Pep¨ªn Liria y provoc¨® ol¨¦s encendidos cuando consigui¨® centrarse en los redondos y a¨²n se permiti¨® alardear de estilo en los ayudados y en el cambio de mano pinturero.
Uno se quedar¨ªa, sin embargo, con su faena al sexto; con aquellos redondos tirando del toro reserv¨®n, pas¨¢ndoselo por la faja y lig¨¢ndole las suertes. Cierto que hubo en la tarde algunos pases m¨¢s reposados que esos. Por ejemplo, los de Joselito en su primera faena. Claro que se trataba de distinta condici¨®n de toro.
?Se ha dicho toro? Aspecto de novillo ten¨ªa ese animalito que, adem¨¢s, result¨® ser una babosilla. Ol¨¦s rubricaron la apostura de Joselito, su naturalidad, el arte que se dio para dominar la situaci¨®n sin esfuerzo aparente. El sentido de la dignidad torera de Joselito quedaba patente y para ser perfecto ¨²nicamente le habr¨ªa hecho falta torear un toro. Peque?o detalle.
Buenos los derechazos que instrument¨®, baj¨® mucho en los naturales y recuper¨® el tono alto de la faena con un molinete y un circular citando de espaldas que aclam¨® la Maestranza, y el estoconazo con que coron¨® la faena.
Joselito porfi¨® reiteradamente para provocar la embestida del cuarto, un esabor¨ªo animalito que tambi¨¦n se daba las hechuras de los novillos, y no consigui¨® centrarse pese a que estuvo casi 10 minutos intentando pases. Joselito dispuso del lote m¨¢s chico; un extra?o privilegio del que nadie dio explicaci¨®n. El otro novillote correspondi¨® a Jesul¨ªn y si result¨® excelente por su bravura y encastada nobleza, al famoso diestro le dio igual: le peg¨® muchos pases y no le hizo el toreo. Al quinto, m¨¢s toro, tampoco, y acab¨® poni¨¦ndose pesad¨ªsimo. Se escucharon pitos. Muy aburrido ha de ser un torero para que pierda la compostura la Maestranza, donde pitar est¨¢ mal visto.
Aquello parec¨ªa ir por grados: lo mollar para el general (Joselito: dos novillotes), lo que quedara de bueno para el coronel (Jesul¨ªn, uno), el resto para la clase de tropa (Pep¨ªn). Ahora bien, en toreo no se asciende por antig¨¹edad ni por recomendaci¨®n sino por m¨¦ritos de guerra y Pep¨ªn Liria los hizo sobradamente a base de coraje y fundamento, se sinti¨® torero en lo profundo, rompi¨® prejuicios, se subi¨® a las barbas de la jerarqu¨ªa, dijo aquello de sin novedad en el frente y se march¨® nimbado de gloria, con la satisfacci¨®n del deber cumplido.
Babelia
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