Un barco sin deriva

Hace ya un a?o que Corcobado y Los Chatarreros de Sangre y Cielo editaron Arco iris de l¨¢grimas, un at¨ªpico trabajo que hace vacilar las fronteras musicales del pop y del rock, sobre todo las de nuestro pa¨ªs. Recientemente, Nacho Laguna y Justo Bag¨¹este han dejado a Los Chatarreros para seguir sus propios proyectos; sus huecos a¨²n se perciben, pero Los Chatarreros son siempre un buen barco para Javier Corcobado.Contra el viento, que se present¨® en forma de p¨¦simo sonido, la banda recorri¨® algunas de las canciones m¨¢s l¨²cidas del rico ,repertorio de Javier. Recordaron la densa Ladrada del afilador, con la que entraron duro al p¨²blico; pasaron ligeros entre divertidas versiones como Parole, parole, interpretada por Ana D¨ªaz y Corcobado a lo Dalida y Alain Delon; o Eu daria mi?a vida, de Roberto Carlos; tocaron las preciosas canciones de Arco iris de l¨¢grimas y se despidieron con la exaltaci¨®n que consiguen Coraz¨®n roto en 2.000 pedazos y Sangre de perro.

Nunca Javier ha dejado que su m¨²sica encalle y, en el concierto de la sala El Sol volvi¨® con un esquema que no desde?a el pasado pero tampoco olvida enriquecerlo. El brillo de su directo se resinti¨® por la carga de unas voces que permitieron que las palabras se diluyesen. Tal fragilidad estuvo perfectamente velada por los m¨²sicos: Nacho Colis es ¨²nico con la bater¨ªa; Javier Arnal siempre toca mejor y Susana C¨¢ncer es un detalle que no se escapa. Un gran recital para la memoria.