Reencuentro de Gong Li con Zhang Yimou
Desde hace siete y hasta 1994, cada, a?o recorr¨ªa las pantallas de: todo el mundo una Pel¨ªcula en la 7que la bella y extraordinaria actriz china, Gong U era dirigida por Zhang Yimou, su marido. La incorporaci¨®n de Gong Li no solo, a la obra (Adi¨®s a mi concubina) sino a la vida de Chen Kaige, el otro maestro de la Quinta Generaci¨®n de la Escuela de Pek¨ªn, pareci¨®, ser el fin de esta m¨¢gica colaboraci¨®n, que ha sido comparada con la que en los a?os treinta mantuvieron Marlene Dietrich y Josef, von Sterriberg.Pero por suerte para el cine no ha sido as¨ª. Divorciada de Yimou y unida a Kaige, la c¨¦lebre estrella. (desde Hollywood y Europa, siguen lloviendo cheques en blanco a su apartamento de Sh¨¢ng¨¢i, que ella rechaza sistem¨¢ticamente) mantiene su colaboraci¨®n profesional con el primero, y resultado de ello es La joya de Shangai, una irregular pero a ratos notable (y no no hace falta a?adir que siempre solvente) pel¨ªcula policiaca.
La joya de Shangai
Direcci¨®n:. Zhang Yimou. Gui¨®n: Bi Feiyu. Fotograf¨ªa: Lu Yue. Decorados: Cao Jiuping. Vestuario: Tong Huamiao. China, 1995. Int¨¦rpretes: Gong Li Li Baotian, Li Xuejian, Sun Chun, Wang Xiaoxiao. Estreno en Madrid: cine Alphaville
Se present¨® La joya de Shangai al concurso del festival de Cannes del a?o pasado y all¨ª obtuvo el Premio de la Comisi¨®n T¨¦cnica del Cine Franc¨¦s por su fotograf¨ªa, que es realmente insuperable y que la llev¨® tambi¨¦n a ser candidata en este cap¨ªtulo en los ¨²ltimos Oscar, de Hollywood. Se trata, ¨¦ste doble ¨¦xito de un justo y oportuno reconocimiento, internacional al afinamiento que los equipos t¨¦cnicos alcanzan en la industria del cine en China y que hace posible que el talento d¨¦ estos cineastas aflore en esa plenitud que les hallevado a ser universalmente considerados maestros de su oficio.
La joya de Shangai es desde sus primeras im¨¢genes un ejercicio de brillantez t¨¦cnica de primer orden. Su acabado nada tiene que envidiara los filmes occidentales de gran presupuesto y realizados con m¨¢s esmero. Pero este derroche de medios coge a Yimou con el pie cambiado y, acostumbrado a presupuestos m¨¢s modestos, no se desenvuelve con entera comodidad y libertad durante la primera mitad del filme, que resulta algo hueca y hace que el relato se desarrolle de manera demasiado dependiente de sus aspectos ornamentales.
Pero en la zona de desenlace de la historia, a mitad de su duraci¨®n, se produce un giro. en el desarrollo de la compleja trama de este thriller (de especie gen¨¦rica muy ortodoxa) que saca a los personajes principales del marco donde arranca la feroz vendetta entre g¨¢nsters y les hace refugiarse en una peque?a isla, donde el, filme se eleva elegantemente hacia su culminaci¨®n. Es entonces cuando percibimos en la pantalla que Yimou recupera: sus escenarios ¨ªntimos y su c¨¢mara comienza a mirar con la precisi¨®n e intensidad de sus: obras precedentes. Y el filme se dispara como un cohete hacia arriba.
Se olvida todo lo anterior (que es recordado como un hueco fregado de pompas de jab¨®n rellenas de vistosas lentejuelas, canciones, violencia desatada y litros de salsa de tomate, pero con escasa entidad cinematogr¨¢fica y parece arrancar desde cero una nueva pel¨ªcula, en la que director y actriz se reencuentran y reanudan el idilio art¨ªstico a que nos ten¨ªan acostumbrados. Magn¨ªfica, fuerte, vigorosa, brillant¨ªsima y rigurosa media pel¨ªcula final. La actriz y el director se mueven en su territorio com¨²n y el encierro (o encerrona) de la isla envuelta en brumas destapa sus talentos, de manera que estos se aupan, complementan, y finalmente se hacen uno s¨®lo. Y el bello y refinado entendimiento entre ambos, que fue medular en sus magistrales Semilla de crisantemo, La linterna roja y Vivir renace intacto.
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