El brit¨¢nico Mike Leigh reinventa el melodrama en la magistral 'Secretos y mentiras'
ENVIADO ESPECIAL Ayer Cannes estuvo a la altura de su leyenda y nos proporcion¨® una aut¨¦ntica lecci¨®n de cine de hoy. El brit¨¢nico Mike Leigh, en Secretos y mentiras, se deja llevar por la actual tendencia a rescatar las viejas convenciones del melodrama, pero, una vez dentro de ellas, crea un melo de formidable fuerza, ins¨®lito y perfecto, que vuelve del rev¨¦s esas convenciones. Y el italiano Nanni Moretti, en funciones de actor y productor de La segunda vez, hace su mejor pel¨ªcula dirigido por otro, un novato llamado Mimmo Calopresti, en la que ambos indagan dentro del estupor que genera la peste del terrorismo con m¨¢s hondura y verdad que nunca.
De Mike Leigh no se sab¨ªa mucho fuera de su pa¨ªs hasta que ayer su nombre son¨® como un bombazo en esta caja de resonancias de alcance mundial. Hace cuatro a?os este cincuent¨®n barbudo y de apariencia adusta se dio a conocer aqu¨ª con Naked, una visi¨®n dur¨ªsima, l¨²gubre e incluso un poco desesperada, de la fea y cruel Inglaterra pobre que dej¨® a sus espaldas Margaret Thatcher antes de que la echaran de Downing Street. Aquella dinamitera respuesta de un ingl¨¦s libre y sublevado por la agresi¨®n neoliberal contra la poblaci¨®n m¨¢s vulnerable e inerme de su pa¨ªs adolec¨ªa de excesivo hermetismo formal, de estar encerrada en un cors¨¦ expresivo que le imped¨ªa comunicarse con el espectador, salir con ligereza al aire y conmover. Aquella buena pel¨ªcula era, por ello, de corto alcance emocional y estaba condenada a la prisi¨®n cin¨¦fila de la complicidad. Lo que ocurr¨ªa all¨ª ped¨ªa a la pantalla un desmelenamiento y una porosidad que no llegaban a producirse nunca, pero que ahora, tras un respiro de cuatro a?os, impregnan las im¨¢genes, secas y exactas, de Secretos y mentiras y las hacen derramarse hacia fuera, cautivando a las 3.000 personas que abarrotaban la Gran Sala Lumi¨¨re y que respiraron a pleno pulm¨®n cine libre, apasionado y de grand¨ªsima fuerza expansiva: un arrollador melodrama, en el que se transita de la risa al llanto y de lo grotesco a lo pat¨¦tico, a trav¨¦s de giros tan veloces que son casi imperceptibles, y que est¨¢n llevados a cabo con desarmante agilidad y asombrosa eficacia.
Es el mismo mundo sofocante de Naked, la misma Inglaterra empobrecida y estancada, pero ahora en carne viva, con los poros abiertos, escapada de la c¨¢rcel formalista que la amordazaba all¨ª y huida al territorio de la elocuencia. Una pel¨ªcula que su escritor y director definen como "un intento de hablar de las ra¨ªces y de la identidad, del amor y del afecto, de lo que somos y de lo que aspiramos a ser, en medio de la angustiosa fatalidad del paso del tiempo". Nada menos que eso. Pues bien, Leigh se queda corto al no hablar de los siete geniales int¨¦rpretes de su obra, que no s¨®lo expresan lo que ¨¦l se propone expresar, sino que lo multiplican. En palabras convenidas: una obra maestra.
Complet¨® el gran d¨ªa La segunda vez, por ahora la obra m¨¢s redonda y convincente de la peque?a factor¨ªa de Nanni Moretti, que esta vez deja su lugar detr¨¢s de la c¨¢mara a su joven colega Mimmo Calopresti y se coloca delante para dar el rostro de una personalidad relevante de la izquierda italiana a una demoledora e incatalogable sacudida moral contra lo que ¨¦l llama "esa est¨¦tica del terrorismo que algunos todav¨ªa cultivan en Italia".
Un d¨ªa, cualquier d¨ªa de ahora, un profesor universitario (el personaje es ver¨ªdico) se encuentra cara a cara en una calle de su ciudad a la muchacha terrorista de las Brigadas Rojas que a?os atr¨¢s -en nombre, sigue hablando Moretti, "de una guerra inexistente que ellos se inventaron y en la que mataron a gente, por lo que me niego a considerarles de izquierdas, pues fueron ellos quienes aceleraron la muerte de la izquierda italiana" -le meti¨® a bocajarro una bala en la cabeza.
El profesor todav¨ªa lleva y llevar¨¢ siempre alojada en el cerebro esa bala. Es ya parte de ¨¦l. Una herida mental, m¨¢s que f¨ªsica. El signo de una pesadilla, m¨¢s que el de un suceso. La materia de una locura, m¨¢s que un cilindro de plomo. Ella es una ex terrorista, pero ¨¦l sigue y seguir¨¢ siendo siempre su v¨ªctima. Se reconocen, se miran y la c¨¢mara inicia con verdad y precisi¨®n absolutas la b¨²squeda, dentro de esa mirada rec¨ªproca, de una respuesta all¨ª donde no hay ni habr¨¢ nunca respuesta alguna, sino la forma m¨¢s extrema y m¨¢s vac¨ªa del sinsentido, la estupidez y el estupor del crimen terrorista.
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