Recuerdo de Chueca

En la v¨ªspera de san Isidro, la Comunidad de Madrid ha ofrecido un concierto en homenaje a Federico Chueca, nacido en la Casa de los Lujanes este mismo mes de mayo, hace 150 a?os, lo que sucede tambi¨¦n con su colaborador, el pacense Joaqu¨ªn Valverde.Las versiones estuvieron a cargo de un grupo de cantantes tan conocidos como meritorios, con la Orquesta Sinf¨®nica de Madrid, el Coro de la Universidad Polit¨¦cnica y el del Conservatorio de San Lorenzo de El Escorial, de los que es gu¨ªa y profesor Jos¨¦ de Felipe, formado en Mosc¨². Director general fue Od¨®n Alonso, leon¨¦s afincado en la capital desde su juventud y encari?ado, como su padre que no sali¨® de Le¨®n, con los aires de la zarzuela grande y chica.

Cultiv¨® Chueca un popularismo ciudadano y costumbrista con un garbo incontestable y, por ello, perdurable. En cuanto a su sabidur¨ªa, tan puesta en cuesti¨®n, hizo lo mejor que cabe hacerse: dar al material fluido y espont¨¢neo, tomado a veces de las colecciones de divulgaci¨®n popular, el exacto tratamiento que precisaba: un poco m¨¢s habr¨ªa sido pedanter¨ªa; un poco menos, pobreza.

Despu¨¦s de la publicaci¨®n de su edici¨®n cr¨ªtica de El bateo, Encina Cortezo y Ram¨®n Sobrino han preparado la de La Gran V¨ªa y recuperado algunos n¨²meros con los que el m¨²sico enriqueci¨® la partitura original. Y ya han salido a relucir las tres piezas programadas: Agua, azucarillos y aguardiente (Apolo, 1897), El bateo (Zarzuela, 1901) y La Gran V¨ªa (teatro Felipe, 1886).

En conjunto no cabe sino elogiar la labor de todos y cada uno de los int¨¦rpretes, de los que s¨®lo la soprano Milagros Mart¨ªn es madrile?a. Acudiendo al consabido t¨®pico, podr¨ªamos decir que se le not¨® ese casticismo en cuanto cant¨®, expres¨®, vivi¨® y casi represent¨®, sin merma de su excelente l¨ªnea y fraseo convincente. Otra soprano bien asentada en nuestro ambiente, la salmantina Mar¨ªa Jos¨¦ S¨¢nchez, de voz luminosa y atractivas maneras, se gan¨® tambi¨¦n muchos aplausos, lo que mereci¨® la mezzosoprano bonaerense Soraya Chaves, de bello color vocal y sobrio estilo.

Los coros

Junto a ellas, el tenor zamorano Emilio S¨¢nchez y el bar¨ªtono jienense Luis ?lvarez desarrollaron sus facultades y saberes dentro del muy equilibrado quinteto solista.Importante y de gran brillantez la labor de los coros y, por supuesto, la de la Sinf¨®nica madrile?a, bajo la avezada batuta del maestro Alonso.

Se llen¨® el auditorio de una asistencia que no era ni municipal, ni espesa, sino simple y llanamente, popular.