Los recortes presupuestarios en Francia sit¨²an a Jupp¨¦ ante la amenaza de otro estallido social
Alain Jupp¨¦ se enfrenta a nuevas turbulencias sociales. Cuando cumple un a?o de mandato, el primer ministro franc¨¦s tiene ante s¨ª una econom¨ªa estancada, un sector p¨²blico alarmado por los recortes presupuestarios para 1997, una industria militar en plena reconversi¨®n y unos sindicatos enfurecidos. La semana pr¨®xima comenzar¨¢ una cadena de huelgas que agravar¨¢ la sensaci¨®n de malestar. Por si la borrasca que se avecina fuera insuficiente, Jupp¨¦ se ocup¨® de encrespar a los funcionarios afirmando, ante la Asamblea Nacional que produc¨ªan "mala grasa".
La mala grasa funcionarial colgar¨¢ ya para siempre del cuello de Jupp¨¦. Si otra primera ministra, la ef¨ªmera Edith Cresson, pas¨® a la posteridad -y eventualmente al desempleo y al retiro en Bruselas como comisaria europea- por sus apreciaciones sobre la homosexualidad de los varones brit¨¢nicos y la condici¨®n de hormigas de los japoneses, Jupp¨¦ quedar¨¢ unido a la opini¨®n de que los funcionarios (ense?anza, sanidad, administraci¨®n, etc¨¦tera) constituyen el colesterol de la econom¨ªa francesa.La afirmaci¨®n dej¨® estupefactos a todos los diputados, derecha incluida, porque el propio Jupp¨¦ es funcionario de profesi¨®n y, sobre todo, porque ante un recorte presupuestario estimado en 200.000 millones de francos (unos cinco billones de pesetas), y preparando una reducci¨®n de 30.000 puestos de trabajo en la funci¨®n p¨²blica, del Gobierno se esperaba b¨¢lsamo, no insultos.
La frase fat¨ªdica, pronunciada el lunes en el Parlamento, fue la siguiente: "Prefiero una funci¨®n p¨²blica menos numerosa, m¨¢s eficaz, m¨¢s c¨®moda, a una funci¨®n p¨²blica que genera mala grasa". La Confederaci¨®n General del Trabajo (CGT, comunista) calific¨® la frase de "insulto". La Confederaci¨®n Francesa Democr¨¢tica del Trabajo (CFDT, siocialdem¨®crata) habl¨® de "provocaci¨®n". Los parlamentarios de derecha e izquierda se apresuraron a lamentar o condenar, seg¨²n el bando, sus palabras.
El momento era el menos indicado para atrevimientos verbales. Los recortes presupuestarios anunciados para el a?o pr¨®ximo hab¨ªan caldeado el ambiente, y s¨®lo faltaba la comparaci¨®n seb¨¢cea para abrir una crisis. En los dos d¨ªas siguientes ha empezado a concretarse el calendario de una primera ola de protestas: el 4 de junio, huelga en France Telecom contra la privatizaci¨®n; el 5 de julio, huelga en Electricidad de Francia contra la liberalizaci¨®n del sector; el 6 de junio, huelga de ferrocarriles contra las rebajas presupuestarias. La empresa p¨²blica armament¨ªsta Giat Industries se pondr¨¢ la semana pr¨®xima "en pie de guerra", seg¨²n la expresi¨®n sindical, contra 2.560 despidos.
Movilizaciones en marcha
Y hay m¨¢s. En los astilleros se preparan tambi¨¦n movilizaciones. El comit¨¦ de Air France Europe (ex Air Inter) ha anunciado huelgas, a¨²n sin fecha, contra el plan de austeridad de la direcci¨®n, y entre los trabajadores de Renault ha cundido la alarma tras el anuncio de privatizaci¨®n. Otro frente peligroso para el Gobierno es el que puede abrirse en las universidades, a causa del plan de reforma que empezar¨¢ a discutirse desde el lunes y cuyas l¨ªneas maestras (selectividad, m¨¢s centros privados y cooperaci¨®n estrecha con la industria) no han gustado a los sindicatos estudiantiles. Se trata de una nueva borrasca social que llega cuando a¨²n est¨¢ muy fresco el recuerdo de la crisis de diciembre.El balance del primer a?o de Jupp¨¦ como primer ministro es m¨¢s bien negativo. El 60% de los franceses considera que el Gobierno hace mal su trabajo, y la popularidad personal de Jupp¨¦ no supera la cota del 35%. La sensaci¨®n de a?o perdido (el paro no disminuye, la Seguridad Social sigue -generando un gran d¨¦ficit y los barrios marginales son tan problem¨¢ticos como siempre) queda simbolizada en el Contrato Iniciativa Empleo (CIE), la supuesta gran medida con que Chirac y Jupp¨¦ se lanzaron a la lucha contra el desempleo. Los c¨¢lculos del Ministerio de Finanzas se?alan que el 80% de los puestos de trabajo creados gracias al CIE, con enorme gasto p¨²blico, se habr¨ªan generado de todas formas. La supresi¨®n del CIE figura ahora entre las medidas de ahorro que estudia el Gobierno.
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